sábado, 2 de enero de 2010

Carrusel

Cuando niño tenía una verdadera obsesión por los carruseles, incluso la única rabieta infantil de importancia que recuerdo fue porque mis padres no quisieron llevarme en cierta ocasión a una feria vecina en donde estaba el carrusel de mis sueños.
Me encantaba esa sensación de dar vueltas y vueltas sobre esos caballitos de madera pintados de vivos colores acompañado por la inigualable sensación de seguridad que me otorgaban los brazos de mi madre alrededor de mi cintura. En la medida que fui creciendo tomé conciencia que los caballos, camellos y delfines no eran reales; y que no importa cuántas vueltas diera el carrusel, cuánto tiempo permaneciera en él y cuantos kilómetros imaginarios recorriera montado en mi estático corcel, en realidad no había avanzado ni siquiera un metro.
En estos primeros días de un nuevo año tengo una sensación parecida: avanzar y avanzar sobre una briosa montura para finalmente encontrarme de nuevo en el punto de partida. Nuevamente los meses de verano giraran en torno a las vacaciones, con los gastos que ello implica; luego en marzo afrontaré el regreso a clases de mi hijo, con los gastos que ello implica; de ahí entre junio y noviembre se suceden mi cumpleaños, el cumpleaños de mi madre, el de mi hijo y el de varios familiares y amigos queridos; llegando a diciembre nuevamente me haré de ánimo para enfrentar la locura de las ventas navideñas.
Ya sé que todo lo anterior no clasifica necesariamente como rutina sino que es casi la ley de la vida y muchos acontecimientos, así como los meses, se sucederán eternamente, pero realmente deseo y me ilusiona el que algo positivamente nuevo ocurra este año, y no me refiero al mundial de futbol, cosa de no encontrarme en una año más con esta sensación de haber dado una vuelta en el carrusel de la supervivencia para regresar al punto de partida.
Quizás sea la ocasión de buscar un nuevo trabajo o de cambiarme de casa, tal vez retomar algún estudio inconcluso (tengo varios), quizás embarcarme en algún viaje sea físico o interior, pero creo que comenzaré con un objetivo más práctico: dejar de fumar, y como la fuerza de voluntad me ha jugado varias malas pasadas al respecto acabo de agendar una consulta con una médico especialista.

….. Saben qué? Ahora que lo recuerdo lo exquisito de los carruseles no consistía en llegar a algún lugar sino en disfrutar el viaje, así que más allá de lo que ocurra espero que cuando nos leamos nuevamente en un año más todos hayamos disfrutado de la travesía por un feliz 2010.

9 comentarios:

Ursula dijo...

Luis...

es verdad amigo querido... disfrutar del viaje... ilusionarnos... tratar de sacarnos la sortija de la felicidad!! así es la vida... vueltas y vueltas... pero vale la pena!! con amistad, cariño, felicidad y amor y una que otra tristeza... que hace más hermosa cuando llega la alegría! que bien lo dices!!

hermosos días!!

beso!!

Pame Recetas dijo...

Querido Luis: Quiero creer que no hay tal cambio de año, sino que una continuidad de carrouseles mejores o peores que van dando colorido a nuestras vidas.

Suerte en tu empeño por dejar de fumar, tu hijo te lo agradecerá en su momento.

Muchas gracias por tus palabras y tu presencia, un abrazo muy grande

Unknown dijo...

mi deseo más fuerte para que disfrutemos el viaje y no padezcamos su regreso,
un abrazo

Lala dijo...

Sí, lo divertido es o era estar ahí, en ese girar del carrusel, disfrutar de cada giro, y no el que nos llevara a algún lugar.
La vida es como un carrusel, todo es un ciclo y vivimos una y otra vez los mismos giros. Lo único que cambia es lo que vemos desde encima del caballo mientras damos vueltas, la manera de ver el mundo mientras vivimos, que va cambiando nuestro interior y nuestro punto de vista.

Dejar de fumar es un buen propósito! La salud, cuidarse! :D
Así, supongo, sin estar atado a adicciones, uno podrá disfrutar del carrusel durante días y días sin tener que bajarse a fumarse un cigarrito, jajaja!


Un beso


Lala

Patricia González Palacios dijo...

Luis está sensación del carrusel, de no avanzar pienso que es algo inevitable en la vida, por eso yo he aprendido que aquello que parece eterno y que no parece llegar a ninguna parte, se apasigua viviendo el día a día y no pensando en un futuro más lejano que ese día o el que sigue, porque igual el ciclo se cumplirá. Amigo mío yo creo que te hacen falta unas vacaciones, de esas simples, nada sofisticado,donde tengas que invertir pocos $ y donde sólo disfrutes de pequeños detalles, como el viento, el ruido del agua, un rico vino con muchos antioxidantes y una simpática y alegre conversa y te olvides del resto, hasta que llegue el día en que tengas que volver a pensar en lo inevitable, así tomas fuerzas y luego voy por el cambio, siempre son buenos, una nueva actividad, una nueva pega ay! está complicado, te mando buenas ondas de todas maneras ,o tal vez tus fotos porque no preparas una muestra, y das tu pensamiento a eso , es un sencillo comentario de alguien que te aprecia. Me encantan los carruseles, pero los prefiero en cajitas de música, o sino termino borracha. Un abrazo grande y un beso lleno de buenos deseos y ánimos. paty

Belén dijo...

Yo siempre fui de las que no se montaban en nada porque tenían miedo... creo que con 24 me monté por primera vez en la noria...

Besicos

pepa mas gisbert dijo...

Quizás mas que las cosas que parecen importantes, deberiamos empezar por cambiar los pequeños gestos.

Un abrazo, ya no quedan carruseles como esos

Anónimo dijo...

Ahora que uno también va cumpliendo ya unos cuantos años la sensación que tengo es parecida, la de dar vueltas.

A mí nunca me gustaron especialmente los tiovivos, pero todavía monto en la noria.




John W.

Jeanne dijo...

Ummm carruseles...ya son objetos de anticuario, hace siglos que no veo uno.

¿Te imaginas un carrusel en tu jardín?

Ponerlo en marcha en la puesta del sol de una tarde de primavera, en las noches de invierno....

Me he quedado con ganas de dedicarle un post...te seguiré los pasos.

Jeanne