lunes, 15 de agosto de 2011

El Destino Parra

Cuando Nicanor Parra Alarcón y Clarisa del Carmen Sandoval contrajeron matrimonio en una localidad rural del sur de Chile a principios del siglo pasado de seguro nunca imaginaron que su cuarto hijo, Eduardo, se convertiría en uno de los más destacados folkloristas y cantautores nacionales capaz de llenar cada local en el que se presentó incluso hasta pocas semanas antes de su muerte; ni que su quinto hijo, Roberto, llegaría a ser uno de los nombres consulares de la dramaturgia nacional al componer la famosa obra de teatro “La Negra Ester”; tampoco imaginaron que su primogénito, Nicanor, compartiría junto a Neruda, Mistral y Huidobro un sitial dentro de los grandes de la poesía nacional, ni que sería frecuentemente mencionado entre los nominados al Premio Nobel de Literatura, ni que a sus actuales 97 años mantendría una lucidez propia de un veinteañero; y también de seguro no pensaron que su tercera hija, Violeta, sería uno de los nombres más destacados dentro del folklore latinoamericano, que sus cantos superarían las barreras generacionales y se convertirían en parte del cancionero universal y que sus bordados en arpillera terminarían siendo exhibidos en el mismísimo Louvre de Paris; de seguro Nicanor y Clarisa pensaron que sus hijos vivirían una tradicional vida de campesinos en las plantaciones al interior de San Carlos.
De seguro su imaginación tampoco alcanzó para suponer que sus nietos: Colombina, hija de Nicanor, y Ángel e Isabel, hijos de Violeta, también serían destacados músicos, la primera en la escena rock y los otros en el medio folklórico. Y tampoco que los hijos de Ángel, nietos de Violeta y bisnietos suyos serían parte esencial de la escena musical chilena en las últimas décadas: Javiera como líder del grupo Los Imposibles y Ángel (en la foto) como integrante de la destacada banda Los Tres y fundador de la agrupación de jazz Ángel Parra Trío.

Más allá de la trascendencia de la familia Parra en la cultura nacional aquello que sus fundadores de seguro nunca fueron capaces de imaginar me recuerda ciertos versos de Silvio Rodriguez:
“Cuando Pedro salió a su ventana no sabía mi amor no sabía
Que la luz de esa clara mañana era luz de su último día…
Cuando Juan regresaba a su lecho no sabía oh alma querida
Que en la noche lluviosa y sin techo le esperaba el amor de su vida…”

Difícilmente podemos prever lo que ocurrirá en algunas horas más, ni en el día de mañana, ni la próxima semana o en un par de meses. Menos aún podemos imaginar con certeza lo que ocurrirá el próximo año, en una década o al final de nuestras vidas. Ese enorme nivel de incertidumbre del que usualmente no nos percatamos para algunos, en especial para quienes desean tener todo bajo control, puede resultar estresante, pero pensándolo bien al menos para mí resulta maravilloso porque a fin de cuentas las posibilidades son infinitas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cuestión de Piel

Era el verano de 2010 cuando junto a mi hijo navegábamos en un pequeño bote a motor por los islotes de Puñihuil en la costa noroccidental de la isla de Chiloé. El sector, declarado Monumento Natural, es el único donde nidifican juntos pingüinos de Humboldt y de Magallanes, y obviamente era avistar a estos palmípedos lo que nos había llevado hasta allí.
El espectáculo era impresionante pues no eran cientos sino miles los pingüinos, polluelos y adultos, que se paseaban incesantemente entre las rocas, visión que era complementada con la presencia de cientos de cormoranes rojos anidando en parejas, como es su costumbre, en lo alto de los acantilados. Pero entre tanta que observar de repente pasa por el lado de nuestro bote robándose por completo nuestra atención el simpático protagonista de la fotografía: un Chungungo, suerte de nutria de agua salada endémica de las costas australes, que nadaba de espaldas con total desparpajo mientras se zampaba un supongo delicioso cangrejo.
Hasta hace pocos años los chungungos estuvieron a punto de ser llevadas a la extinción por causa de su codiciada piel, incluso en la actualidad su población sigue siendo escasa y difícil de observar. Gracias a la gradual toma de conciencia de nuestras sociedades el negocio de la peletería ha perdido su clientela, no solo por el innecesario exterminio de especies sino también por a crueldad aplicada en sus procesos. Recordemos que para no dañar la piel con cortes de cuchillos o agujeros de balas nutrias, focas, castores y otros suelen ser golpeados con garrotes recubiertos en tela hasta quedar agónicos e inconscientes y la razón por la que el martirio no termina con la muerte es aún peor ya que como los pieles pierden parte de su brillo y elasticidad postmortem estos animalitos son desollados vivos para luego ser entregados al festín de los carroñeros.
El acceso a la información, la referida toma de conciencia y la condena social ha hecho que en la actualidad el uso de prendas de piel sea mal visto y en lugar de la elegancia que antes representaba hoy es un símbolo de mal gusto y chabacanería, y como nuestro mundo es regulado por las leyes del mercado al no haber demanda no hay oferta.
Más en pañales pero en un sendero similar (espero) es la situación que está ocurriendo con la norma ISO 21.000 y las certificaciones de comercio justo. Actualmente difícilmente compraríamos un producto si sabemos que ha sido manufacturado por menores de edad y es de esperar que en ese mismo sentido el día de mañana exijamos que los fabricantes de nuestros productos de consumo y el comercio que lo vende cumpla con su responsabilidad social proveyendo de condiciones laborales y salarios dignos para sus trabajadores, cuestiones que son reguladas por las referidas normas.
Pero hay cambios que podemos provocar sin tener que esperar a la promulgación de normas o regulaciones. Así como nuestra toma de conciencia con respecto al sufrimiento animal modificó el mercado de la peletería también nuestra toma de conciencia de la mala calidad de vida de nuestros congéneres puede generar importantes transformaciones.
Al final de cada jornada laboral todos queremos regresar a nuestros hogares y cada fin de semana deseamos estar con nuestros seres queridos, pues esos no son los mismos deseo de, por ejemplo, los trabajadores del comercio minorista también llamado retail.
Si casas comerciales y supermercados abren hasta altas horas de la noche, realizan liquidaciones hasta la madrugada y abren los días domingos es sencillamente porque hay clientes que acuden en esos horarios a realizar sus compras. Si tan solo nos ordenáramos un poco y tuviéramos cierta compasión no llegaríamos corriendo a comprar justo al cierre de las tiendas ni nos dedicaríamos a vitrinear un domingo en la tarde.
Créanme que esa transformación sencilla de nuestros hábitos como consumidores puede generar un importante cambio en la calidad de vida de los trabajadores del comercio porque, como ya está dicho, al no haber oferta no hay demanda, claro que más de algún gran empresario saldrá a decir que se ponen en juego cientos de puestos laborales y la estabilidad económica y un innumerable etcétera, en resumen lo mismo que dijeron peleteros y cazadores furtivos décadas atrás.

viernes, 5 de agosto de 2011

Bella


“Bella,
Como en la piedra fresca del manantial,
El agua abre un ancho relámpago de espuma,
Así es la sonrisa en tu rostro, bella.

Bella,
De finas manos y delgados pies
Como un caballito de plata andando,
Flor del mundo, así te veo, bella.

Bella,
Con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza,
Un nido color miel sombría donde mi corazón arde y espera, bella.

Bella,
No te caben los ojos en la cara,
No te caben los ojos en la tierra,
Hay países, hay ríos, en tus ojos,
Mi patria está en tus ojos, yo camino por ellos,
Ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella.

Bella,
Tus senos son como dos panes hechos
De tierra cereal y luna de oro, bella.

Bella,
Tu cintura la hizo mi brazo como un río
Cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella.

Bella,
No hay nada como tus caderas,
Tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto
La curva y el aroma de tu cuerpo,
Tal vez en algún sitio, bella.

Bella, mi bella,
Tu voz, tu piel, tus uñas,
Bella, mi bella,
Tu ser, tu luz, tu sombra,
Bella, todo eso es mí, bella,
Todo eso es mío, mía,
Cuando andas o reposas,
Cuando cantas o duermes,
Cuando sufres o sueñas,
Siempre, cuando estás cerca o lejos,
Siempre eres mía, mi bella, siempre”


En ocasiones es mejor dejar hablar a Neruda en nuestro lugar…