sábado, 23 de febrero de 2013

El Último Eslabón de la Caleta

Hay espíritus libres amantes de las cosas simples que sueñan con internarse en las profundidades del mar y son felices lanzando cada día sus redes en busca de los frutos del océano. 
Hay espíritus libres amantes de las cosas simples que sueñan con un humilde puesto en un mercado y son felices cada día comerciando sus productos. 
Me pregunto si existen espíritus libres amantes de las cosas simples que sueñen con pasar sus días limpiando de su piel el pescado comprado por otros, supongo que sí porque si las personas más alegres que he conocido.

jueves, 21 de febrero de 2013

Fin de Jornada

Más difícil que aprender algo es desaprender lo aprendido. 
Cuando comencé en el mundo de la fotografía amateur partí por participar en toda clase de foros especializados y páginas de comunidades de fotógrafos. Rápidamente conceptos imagen trepidada, horizonte caído, falta de aire, demasiada cálido, demasiado frío, blancos quemados, negros empastados, por mencionar algunos, se hicieron parte de mis cotidianas preocupaciones. 
Siguiendo una serie de sabios consejos y aprendiendo cuanto principio técnico encontrará en mi camino me dediqué a buscar esa foto perfecta que nunca llegaba. 
Cierto día adquirí un libro de consejos sobre fotografía digital escrito por el señor Michael Freeman, uno de los más connotados fotógrafos de National Geographic. En su introducción el autor adelantaba “una vez que aprenda todas las técnicas aquí expuestas dedíquese a aprender a NO usarlas”. 
Parecía contradictorio pero al revisar las interminables galerías de imágenes de Freeman resulta evidente que técnicamente hablando un porcentaje importante de su obra no es perfecto. No es extraño encontrar imágenes borrosas, descentradas de acuerdo a los cánones tradicionales, llenas de extraños coloridos y formas difusas, y no es por una deliberada intención de romper las reglas sino porque en ocasiones las “pequeñas imperfecciones” ayudan a aportar naturalidad haciendo que las capturas cobren vida y no sean tan solo clásicas y elementales postales. 
En la foto que encabeza este post hay elementos difusos y ciertas luces terminaron por quemarse pero más allá de las fallas técnicas la imagen captura ese momento al final de la jornada en el que los lancheros de Valparaíso regresan al muelle con la ayuda de esforzados boteros. Algo que ocurre a diario pero que el millar de turistas que también a diario transita por allí nunca observa. 
Supongo que muchas otras cosas en la vida son así y es más sano tomar técnicas y reglas como un patrón de trabajo y no como una imposición inquebrantable.

lunes, 18 de febrero de 2013

Entre Toral

El principal aliado de la belleza es la sorpresa y su principal enemigo es la cotidianidad. 
Hace poco Lonely Planet (siempre gustosa de hacer ranking) elaboró un listado con las diez estaciones de metro más grandiosas del mundo por convertir sus andenes en auténticos museos. Entre ellas y compartiendo honores con las estaciones Koltesavaiya de Moscú, Baker Street de Londrés, Flora de Praga, entre otras aparece nuestra estación Universidad de Chile del metro de Santiago gracias a los murales de Mario Toral ya que según la guía “en ella podemos tener la sensación de encontrarnos en una galería de arte o incluso al interior de una iglesia renacentista”. 
De seguro esta sensación es tal cual para los turistas extranjeros, para los visitantes de provincias (a mi me llamó bastante la atención la primera vez que estuve allí) o incluso para algunos santiaguinos del sector oriente para quienes descender de Plaza Italia ya es una forma de turismo. 
¿Pero metro Universidad de Chile es vista igual por el millón de personas que diariamente transita por ella rumbo a sus trabajos? ¿La mujer que desciende bañada en sudor de los insoportablemente calurosos carros en la hora peak en verano se da cuenta que las paredes y techo de la estación cuentan la historia de Chile en estilo Art-deco? ¿Aquel que sube las escaleras tomando su café matutino apurado rumbo al trabajo percibe que deambula por la Capilla Sixtina sudamericana? 
Paradojálmente nuestra sociedad mezcla deseos de grandeza y trascendencia con un ritmo de vida que no da respiro y que termina por derivar en magníficas obras de arte y arquitectura construidas para que nadie las observe. 
 Quizás quienes más disfruten de las obras de Toral sea los antropólogos del futuro para quienes sus murales sean tan fascinantes como las prehistóricas pinturas rupestres al interior de las cavernas.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Caribe Atacameño

Parto por aclarar que nací y crecí junto al mar. Quizás por lo mismo, y contrario a lo que se pudiera pensar, las playas nunca ejercieron sobre mí un atractivo especial. Quiero decir me encanta un atardecer paseando por la costanera pero estar todo el día tirado bajo el sol no está en mi lista de panoramas preferidos. 
Este año programé mis estas vacaciones en la Patagonia y de hecho en estos momentos escribo estas líneas en un lugar rodeado de ventisqueros mientras afuera del hostal llueve incesantemente. Todo lo anterior lo señaló para que quedé en claro algo: “no soy playero”. 
El punto es que como sea no puedo dejar de desconocer que las aguas turquesa y las arenas blancas al parecer algo provocan en nuestro interior. A los pocos minutos ya nos encontramos sentados tomando una caipirinha o un mojito, incluso aunque aquellos tragos no sean nuestros favoritos, y lo disfrutamos intensamente. 
Algo en nuestro interior hace la asociación: aguas turquesas/arena blanca/tragos tropicales = relajo. 
La pregunta es si esa asimilación es algo innato o somos tan víctimas de los mensajes publicitarios emitidos por resort y agencias de viajes, o somos tan arribistas que encontramos satisfactorios acercarnos a algo parecido a la vida que tienen ciertos VIP, incluso aunque pasos más allá de las aguas cristalinas solo se encuentren las ardientes rocas y dunas del desierto más árido del mundo como ocurre en las caribeñas playas de la costa de Atacama.

sábado, 9 de febrero de 2013

Noches de Magia


Una de las ventajas provocadas por el pirateo musical en internet es que las bandas se han visto obligadas a necesariamente hacer presentaciones en vivo para financiarse y ya no basta colocar un par de temas en las radios y de ahí en adelante vivir de los réditos de ello. 
La verdadera magia de la música se percibe en vivo y en directo. Es allí cuando se aprecia la calidad de los intérpretes libres de efectos y arreglos de producción; aparecen nuevas versiones y arreglos de los temas clásicos; y a lo netamente sonoro se agrega el espectáculo visual de luces y puesta en escena. 
Solo en un concierto en vivo de Congreso se puede apreciar la complicidad de Pancho Sazo con Hugo Pirovich, el virtuosismo de Raúl Aliaga y de “Tilo” González, y el histrionismo de Jorge Campos; y como todos ellos aparecen y desaparecen en un mar multicolor.

jueves, 7 de febrero de 2013

Morena de Ojos Verdes

Sobre gustos no hay nada escrito, algunos las prefieren rubias, lo que es yo me quedo con esta morena de ojos verdes.

sábado, 2 de febrero de 2013

El Hombre de la Fruta

Mientras fotografiaba a este frutero del Mercado El Cardonal en Valparaíso noté que entres sus clientes habían dos reconocidos chef nacionales con restaurantes en la ciudad. Lo anterior no es novedad, sabido es que todo maestro de cocina que se precie de tal compra sus verduras y frutas en vegas y mercados, sus pescados y mariscos en las mismas caletas y sus carnes en las plantas faenadoras, incluso algunos recurren a pequeñas huertas orgánicas para sus hortalizas y prefieren preparar ellos mismos sus cecinas y derivados lácteos. 
Las razones para preferir estas compras personalizadas por sobre los hipermercados y las compras en internet son sencillas: Primero hay un tema económico, mientras más cerca del origen de la cadena de distribución menor es el precio a pagar. Una manzana comprada en una vega debe financiar el trabajo del dueño del predio, del que la cosecho, del transportista y del vendedor, la misma manzana comprada en un supermercado financia lo mismo más quien la manipuló y envasó en el packing, gerente, jefe de pasillo, reponedor y cajera del centro comercial y en resumen todo aquel que haya posado laboralmente hablando sus manos en ella. 
En segundo término está la cuestión de la calidad de los alimentos. No es lo mismo un pescado llevado de la caleta a la mesa que una que pasó varios días en una cámara de frío, no es lo mismo una hortaliza recién cosechada que una exhibida aunque sea por algunas horas en una vidriera. 
Finalmente está esa cuestión romántica de elegir personalmente cada ingrediente y lograr así sutiles personalizaciones en sus preparaciones de la misma forma que un pintor avezado crea sus propios óleos y colores. Comparación muy válida porque al menos para mi la gastronomía es un arte. 
Todo lo anterior quiere decir que el común de los mortales estamos absolutamente dispuestos a comprar más caro, con menor calidad y sin un dejo de romanticismo con tal de hacerlo rápido y todo en un lugar. Esa es la única explicación a que en nuestro país se inaugure un supermercado en promedio cada dos días (la cifra no es una exageración, trabajo en una de las empresas que participa en sus puestas en marcha). 
Al parecer nuestra comodidad o falta de tiempo nos hace actuar en contra del sentido común aunque la publicidad nos convence de lo contrario.