domingo, 20 de junio de 2010

Dueño de su Inmensidad

Miguel sabe que hay un mundo enorme más allá de lo que le muestra el horizonte, lo sabe porque a diario estrecha cordialmente decenas de manos venidas de los más diversos rincones del orbe interesados en conocer como su etnia aún vive sobre islas flotantes hechas de totora, para estos mismos visitantes es que sus niños han aprendido a cantar en varios idiomas y también para ellos es que cada tarde sale a navegar en su canoa de juncos como espectáculo final de despedida. Pero aunque sabe que muchos de quienes los visitan han cruzado en avión el Atlántico o el Pacífico, y aunque lo ha visto en los libros, en fotografías y en la televisión, se niega a creer que pueda existir otra extensión de agua más grande que su amado Titicaca sagrado.
Hace varios años pasé algunos días en un concurrido balneario del litoral central. En medio de unos roqueríos los lugareños construyeron un mirador que simula la proa de un barco, mi hijo que en ese entonces no tenía más de siete años se subió a los barandales de este y con la brisa marina en el rostro y los brazos extendidos gritó, al más puro estilo de Di Caprio, “I’m the king of the world”. Sé que tan sólo fue una humorada infantil, ni siquiera sé si había visto Titanic a esas alturas, pero algo hay en esa frase que por sobre la dudosa calidad del guión de la película hizo que quedará grabada como un ícono de nuestra cultura pop y quizás sea porque en alguna u otra medida todos deseamos en algún momento sentirnos los reyes del mundo y poder gritarlo a los cuatro vientos.
Mientras escribo esto me encuentro iniciando una licencia médica de dos semanas por diagnóstico de estrés laboral que ya está empezando a arrojar algunas crisis de angustia y de pánico (síntomas créanme bastante físicos para una problema psíquico). El punto es que estoy en esa etapa de reflexión pensando en que quizás la constante lucha por ser “the King of my world” me está pasando la cuenta.
Estando en la consulta de la agraciada psiquiatra que me atendió le escuché decir “estos trastornos suelen ocurrir en personas muy autoexigentes, altamente competitivas, que suelen mantener las situaciones bajo control y actúan de forma muy estructurada”. ¿Perdón, escuché bien? Pero autoexigencia, competitividad, y demases no son las “cualidades” con las que se inicia todo buen curriculum, ¿quiere decir que lo que me dijo más de algún profesor, los cursos de perfeccionamientos y las frases típicas de las charlas motivacionales solo fueron pavimentando el camino para que en estos instantes tenga este casi irrefrenable deseo de mandar a mis adorados clientes al carajo? Pues al parecer así es.
Ahora envidio a Miguel y entiendo porque se niega a creer en la existencia de los inmensos océanos, mientras no lo acepte continuará siendo dueño de su majestuosa inmensidad y seguirá viendo a su lago como el curso de agua más hermoso y enorme de todo el mundo.

10 comentarios:

Belén dijo...

Bueno, yo creoque todos tenemos rasgos psiquiátricos que rozan con la patología, algunos son mas buenos que otros, pero que si se nos rompe los esquemas, saltamos en mil pedazos...

Besicos

Ana dijo...

Luis,
que este impas en tu camino te sirva para abrazarte, mimarte,, permitirte, apreciar el primer respiro de cada mañana; para celebrar a tu hijo o la luz que ves en la ventana.
Tanto más que sostiene como puede tu pánico son construcciones, enormes atalayas que eregimos para controlar el mundo. (Jamás le cuentes esto a la galena)
Hermoso Titicaca. Hermoso Miguel. Hermoso recuerdo. Sanador.

Mi abrazo.

Alimontero dijo...

El cuerpo es nuestro interlocutor mas válido Luis. El siempre nos avisa cuando algo está marchando mal...síntomas! De inmadiato reacciona y nos envía un mensaje...al margen del diagnóstico médico, que me dejó plop!...que sientes tú? entonces es ahí cuando yo acudo a médico "sintergéticos" Luis...
Es una rama de la medicina que incorpora a la medicina complementaria reconociéndola como parte de una solucion holistica,o sea, que el paciente es mente-cuerpo-espiritu y no sólo un síntoma o un órgano...

Un gran abrazo empático...deseo una pronta recuperación....
Yo modero, si me envias tu email, podriamos intercambiar algunas ideas...;-)

besos,

Aliç

Ligia dijo...

Espero que te mejores pronto y puedas gritar esa frase cuando quieras lo más alto posible. Abrazos

pepa mas gisbert dijo...

Busquemos un equilibro. No se si podría vivir como lo hace Miguel, pero si que debo econtrar momentos en los que pueda echar al aire cosas como la competitividad.

pepa mas gisbert dijo...

A todo esto, ¿como te encuentras?.

MaLena Ezcurra dijo...

Miguel me hizo llorar, es tan sanador ver la inmensidad de nuestro lago.

La majestuosidad está en un punto dentro nuestro, creo.


Te abrazo largamente, sé de lo que hablás, sé como se siente.



M.

Patricia González Palacios dijo...

Hay mi querido amigo, creo que hace ya algunos meses tuviste un aviso con tu presión, habrá que hacer caso a las señales!!, yo no me admiro porque a veces también me dejo estar. Pero sabes no somos inmortales y a veces es mejor no querer el mundo y gozar con una pequeña canoa de totora y navegar feliz con la brisa al viento, que caer en este juego del día a día , que se parece a la tormenta perfecta. Cuídate mucho, y no te exijas más de lo que realmente puedes dar, dibuja eso relaja!!, pasea por tu linda ciudad , respira el airecito rico y saca muchas fotos, que eso te gusta y me imagino te da momentos felices, besitos paty

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Hola, Luis, he estado en las "tierras" flotantes de Miguel, en esas islas de junco de totora de los uros, en el Lago Titicaca, que, efectivamente es el lago más bello del mundo y el más alto también, (bueno, hay alguno más alto en los Andes, pero son lagunas). Y sí, si nuestra sociedad no nos exigiese tanta competitividad, estaríamos más sanos psíquica y físicamente, pues nada hay más pernicioso que el estrés. Siento que estés así, pero espero que lo superes pronto, querido amigo y sí, mira la vida sencilla y campechana como tu posibilidad de conseguir una vida feliz y grata que no te pase después factura. Un beso y un abrazo fuertes y reponte pronto, querido amigo.

Raúl dijo...

Yo sólo pido que mejores, Luis. Un abrazo.