miércoles, 26 de mayo de 2010

El Cuarto Poder

Basta una mínima cuota de conocimientos cívicos para tener claro a que corresponden los tres poderes del estado que en toda democracia moderna no son más que la representación de la soberanía y voluntad de la ciudadanía. De esta forma el poder ejecutivo administra los recursos del pueblo, el poder legislativo establece las leyes del pueblo y el poder judicial ejecuta la justicia del pueblo. Lo cierto es que ministros, parlamentarios y jueces son cercanos al pueblo en la época de elecciones y de ahí en más, durante los siguientes cuatro o seis años, establecen sus propias agendas y persiguen sus propios objetivos partidistas.
Esta falta de representatividad en la práctica, esta suerte de voto sin voz, originó a mediados del siglo pasado el surgimiento de un tácito cuarto poder, el de la información, representado principalmente en los medios de comunicación y en forma más específica en la prensa que vino a ser la voz del pueblo.
Lamentablemente la historia moderna nos demuestra que la información entregada por la prensa también puede ser censurada y manipulada de acuerdo a la voluntad del dictadorcillo de turno. En otras ocasiones son los mismos medios los que se autocensuran o privilegian cierta información sobre otra conforme a las líneas editoriales establecidas por sus directorios o de acuerdo a los intereses económicos de sus patrocinantes, a fin de cuentas los medios se financian a través del avisaje y no resulta muy conveniente enemistarse con quienes ponen la comida en el plato. Sé bastante bien de lo que hablo porque hasta hace unos cinco años atrás trabajé en el área comercial del principal consorcio periodístico de mi país.
En la actualidad por primera vez en nuestra historia el poder de la información, este implícito cuarto poder de la sociedad, se ha vuelto absolutamente democrático. La voz de la ciudadanía ha tomado cuerpo a través de redes sociales como facebook, twitter o los miles de blogs que se multiplican a cada instante y el impacto provocado ha cambiado radicalmente las formas de hacer política, de comunicarnos y de hacer negocios.
Ejemplos de lo anterior sobran. Hasta hace poco las oficinas de atención al consumidor de la mayoría de las empresas no eran más que un adorno encargado de tramitar interminablemente cualquier reclamo, sin embargo hoy en día los grupos de facebook pueden transformarse en la peor de las pesadillas para el encargado de relaciones públicas de cualquier compañía como le ocurrió a American Airlines cuando no quiso atender la denuncia de un pasajero que alegaba que la aerolínea le había destruido su guitarra por tratar sin cuidado el equipaje, al poco tiempo el grupo “American rompe las guitarras” contaba con varios millares de seguidores provocando un grave daño tanto a la imagen como a las finanzas del gigante alado.
Otro ejemplo tuvo lugar en el reciente terremoto de Chile donde, con carreteras cortadas y líneas telefónicas saturadas, fue a través de twitter que la prensa y las autoridades se enteraron que un maremoto había arrasado buena parte de la costa centro sur del país. De igual forma ha sido mediante blogs (quizás como los que solemos leer) que conocimos los horrores de la guerra en Georgia o hemos podido escuchar los puntos de vista de la disidencia en Cuba o China.
Pero toda cuota de poder también exige una importante cuota de responsabilidad ya que de la misma forma por primera vez la capacidad de difamar, calumniar y echar a correr información errónea se encuentra al alcance de nuestro teclado. Muestra de ello es la cantidad de inexactitudes científicas presentes en los artículos de sitios como Wikipedia o las completas barbaridades que en más de una ocasión hemos recibido por twitter y que muchas personas aceptan como verdades absolutas sin contrastar con otras fuentes dicha información.
Una semana después del terremoto un enfermo de esquizofrenia entró a un concurrido supermercado de Valparaíso gritando que un tsunami inminente se acercaba a las costas porteñas. Alguien que creyó los gritos a pie juntillas subió la alarma a twitter y a los pocos minutos varios miles de persona huían despavoridos a los cerros arrancando de un maremoto inexistente y de un mar en perfecta calma.
Resultan increíbles las posibilidades y beneficios que el democrático manejo de la información puede traer a la sociedad, pero también es increíble la responsabilidad que ello implica para cada uno de sus integrantes.

PD: Más de alguien se habrá preguntado ¿qué tiene que ver la fotografía con lo escrito? Pues se trata de un detalle del frontis del diario “El Mercurio de Valparaíso” uno de los más antiguos periódicos de habla hispana y el de más larga data en Latinoamérica.

9 comentarios:

Raúl dijo...

Hay cierta verdad en lo que dices acerca de la democratización de la información (o mejor dicho, del acceso a ella). Pero sin embargo, cada vez es más patente la polarización de la información, la centralización en grandes lobbies o imperios mediáticos, que filtran la información que hacen llegar a los ciudadanos, según a aquellos les convenga.
Abrazos.

Zayi Hernández dijo...

A veces, el exceso de información es casi tan peligroso como la falta de ella. Yo soy de averiguar sólo lo justito y de revisar en varios lugares antes de crearme juicios...
Un besito.

MaLena Ezcurra dijo...

Existe el equilibrio siempre (aunque no lo visualicemos) por eso han surgido cientos de redes sociales para contrarrestar a los pull de medios.

Creo que siempre es bienvenida la pluralidad.


Abrazos .


M

Belén dijo...

Entiendo que todo el mundo tenga su opinión, pero la verdad es que los periodistas deben ser lo más objetivos posible...

Besicos

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Hola, Luis, pues sí, ese cuarto poder, el poder fáctico de la prensa, ahora se ha extendido a todas estar redes sociales que conforman internet y por fin es absolutamente democrático, pero, como bien dices, también puede ser un arma de doble filo cuando se utiliza de forma irresponsable o intencionadamente dañina o se manipula. Como todo, también tiene su cara oculta y oscura. Muy buena exposición esta tuya. Un beso y pasa un fin de semana estupendo, que ya lo tenemos cerquita.

AMOR dijo...

en verdad creo que somos muy alarmistas y cuando las cosas salen torcidas no vemos sino pesimismo.
Hay que vivir las cosas como se nos presentan si ser tan extremistas ni derrotistas.
Menos informacion toxica.
Besazosss!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Luis,
En nuestros países latinoamericanos, cuando la prensa no se autocensura, el gobierno "la prensa". Es un cuarto poder cuando sus ciudadanos saben ejercerla.

Abrazos,

Ursula dijo...

Luís...

siempre pensé que la palabra es como un pájaro... depende de quien la utilice adonde llegue el vuelo...
desde el estado se habla demasiado y se hace poco... se miente y se utiliza el miedo (gráfico, radial y televisivo, ahora Internet) para propósitos muchas veces manejados desde el poder o en el caso que comentas... desde la locura o la obsesión... pero... a pesar de todo... es preferible esta libertad que nos da la oportunidad de saber y llegar al otro... aún con los riesgos de caer en las alucinaciones de un loco…!

un gran abrazo amigo querido!!

hermosos días!!

beso!!

pepa mas gisbert dijo...

Precisamente la palabra poder pegada a la información es lo que me da miedo.Información simple y llanamente es lo que nos hace falta, sin tantas alharacas ni estruendos. Información y opinión consecuente y educada.

Un abrazo