miércoles, 5 de agosto de 2009

Cuestión de Compañía

A pesar de vivir a pocos minutos del litoral mi concepto de sol, arena y mar nunca ha sido la de cientos de perfectos cuerpos bien moldeados bronceándose cual pollo al espiedo o jugando paleta entre miles de toallas multicolores. Más bien prefiero aquellas playas un tanto alejadas y por lo mismo solitarias donde es posible caminar tranquilamente junto al reventar de las olas al igual que lo hace la mujer de la fotografía jugando distraídamente con su mascota, una imagen que se ha vuelto cada vez más cotidiana y que en buena medida ha reemplazado la clásica postal romántica de una pareja tomada de la mano observando el atardecer.
Recuerdo que mis padres y los padres de mis amigos solía ser los terceros o cuartos de siete hermanos, originarios de familias que habitaban amplias casas que los días domingos se llenaban con la verdadera multitud conformada por el clan familiar. Mis contemporáneos y quien les escribe frecuentemente fuimos el primogénito o segundo de no más de tres hermanos viviendo en casas de tres dormitorios con jardín y patio donde cada fin de semana se celebraba asando carnes o tomando el té acompañado con bizcochuelos. En tanto mi hijo y los hijos de mis amigos usualmente son el único hijo o a lo sumo el mayor de dos hermanos, que viven lunes a viernes con uno de sus padres y los fines de semana junto al otro, separados hace tiempo, en pequeños apartamentos de un par de ambientes.
El concepto de familia indudablemente ha ido cambiando, lo que no es una crítica sino la constatación de un hecho concreto quizás incluso necesario para ajustarse a los requerimientos de la vida moderna, así que mejor digamos que ha ido evolucionando. Creo que el matrimonio hasta que la muerte nos separe fue una empresa medianamente sencilla de realizar en el Medievo cuando las expectativas de vida no superaban los cuarenta años y cuando las mujeres aceptaban estoicamente los maltratos y las infidelidades como si al igual que la menstruación fueran una condición propia de su género.
A matrimonios de corto plazo y la hoy legítima opción de criar los hijos desde la soltería debemos agregar la realidad de muchachos que maduran, para bien o para mal, mucho antes y que por lo tanto cada vez más jóvenes dejan el nido paterno en busca de sus propios horizontes, a lo anterior se contraponen padres cada día más longevos y activos incluso avanzada la tercera edad lo que contribuye a que los años en que la soledad es la principal compañía sean paulatinamente los más.
El explosivo crecimiento de la industria de alimento para perros y gatos, así como el surgimiento de las hasta hace poco tiempo impensadas peluquerías, clínicas, cementerios e incluso spas para mascotas dan cuenta de que en los tiempos que corren de alguna forma un can juguetón o un tierno felino han pasado para muchos a entregar la compañía perdida desde que aquel hijo mayor se marchó a estudiar al extranjero, la fidelidad que no pudo ser conservada por la antigua pareja o las caricias que el menor de los niños una vez llegada la adolescencia dejó de dar y recibir.
Las playas, antiguo refugio de jóvenes enamorados, y los parques, lugar del paseo familiar dominguero, han pasado a ser ocupados por hombres y mujeres acompañados de sus fieles canes con quienes comparten los atardeceres estivales, la caída de las hojas en otoño o las sonrientes mañanas de septiembre. Y es que, aunque nos cueste reconocerlo, a pesar de nuestro creciente individualismo, a pesar de que creamos en algún momento no necesitar a nadie más en el mundo, a pesar de que incluso en determinadas épocas añoremos nuestra soledad, en realidad no estamos hechos ni capacitados para estar solos y nadie en el fondo es tan lobo estepario como cree serlo.
Anhelo enormemente que mi hijo, que ya suma quince años, algún día previo estudio, trabajo y esfuerzo alcance su independencia, corte el cordón umbilical y encuentre su propio camino. Pero como sé que ese día llegará mucho más pronto de lo que espero tal vez sea buena idea ponerme a pensar que será mejor: un labrador retriever, un dogo alemán, un fox terrier o un simple pero fiel perro callejero, ¿Con cuál se quedarían ustedes?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabría que decirte. Yo actualmente estoy en una situación en la que seguramente cualquier consejo que pueda dar en este sentido sea una catástrofe.




John W.

pepa mas gisbert dijo...

Poco podré aconsejarte, no me gustan los animales, ni gatos ni perros, aunque me molesta mucho la gente que teniéndolos no los cuida como debe o los maltrata.
Si, la familia ha cambiado y mucho, lo que como apuntas ni es bueno ni malo, es evolución.
A mi me gusta andar por la playa sola. Como tu, vivo al lado del mar, pero solo me acerco en invierno, cuando ese paseo sola puedo hacerlo de verdad y no como ahora que te acercas y tienes que hacer oposiciones si quieres acercarte a la orilla y el silencio que buscas es imposible.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Ah mi amigo...
También soy padre de dos mujercitas.
Las veo crecer y se me olvidan las canas. Ya una me ha llamado "mi querido viejito"

poetadesterrado dijo...

En mi caso particular, también elegiría una mascota para acompañar esos espacios de silencio acompañado.
Personalmente me gustan todos los animales, pero para compañía seguro que elegiría un perro, el mio sería un callejero, pero es una cuestión de empatía jeje.
Lo que seguro seguro, lo trataría de tener desde pequeño para enseñarle los trucos, comportamiento, etc.
Saludos

Sandra Figueroa dijo...

Pero llegaran los nietos un dia y ya no estaras tan solo. Y respecto al can para elegir. Yo en lo personal me quedo con el perro callejero. Besos, cuidate mucho.

Ana dijo...

No pensaste en una mujer? Digo... Que no le interese la peluquería, no coma comida envasada, le haga verónicas a los spa y que no la tengas que sacar todas las noches si o si. Y si sale, tenga la libertad de elegir volver por la sola razón que te ama. Pensálo, hacé números, económicamente creo te conviene.

Monik Castro dijo...

Creo que la vida nos demanda mucho tiempo y presion por lo que nos falta para dejar en la puerta al profesional y que solo entre a casa la persona, la madre, el padre, hijo o hija, esposa y amante, preferimos en el rato libre descansar y olvidarnos de todo.
Convivimos con tanta gente, estamos comunicados globalmente pero nos faltan las palabras para demostrar cuan importante son nuestras familias, eso nos lleva a quebrar juramentos de amor como en" la salud y enfermedad o contigo pan y cebolla" y solo desear paz y tranquilidad que nos lleva a ver menos a nuestros hijos, padres,hermanos y amigos.
Nos olvidamos que antes de ser padres eramos pareja que nuestros hijos, creceran y nos dejaran, pero ha pasado tanto tiempo preocupados del sustento y de cosas vanas que nos miramos, con años en nuestros rostros y no nos reconocemos.
Bien dices que no estamos creados para estar solos y damos tumbos buscando a la persona que podria terminar sus dias junto a nosotros, pero las relaciones son desechables y si no ajusta a nuestras necesidades, lo desechamos como un zapato que no calce a la medida y nos damos cuenta que los años pasan, la "gravedad" hace su trabajo y al mirar atras vemos que no era tan grave el problema por el que dejamos a nuestro compañero de juventud y padre o madre de nuestros hijos, que si tal ves hubiesemos conversado y perdonado, hoy estariamos juntos en la mision de ver crecer a los hijos, cuidar a nuestros padres y abuelos y compartir con los amigos.
Sobre las mascotas que han venido a llenar las soledades de muchos de nosotros, me incluyo, no llenan el vacio de una conversacion tomando un buen cafe en una tarde fria junto a tu ser amado.

Pame Recetas dijo...

Mi vida la he pasado rodeada de perros, sin embargo la compañía de las personas que amo sigue siendo la mejor.

Besos de domingo

Silencios dijo...

Yo tengo un Doberman con una alzada superior a la normal, solo sabe decir : ¡Guau Hambre! ¡Guau Dormir! ¡Guau 091 ! ... ¿Aburrido verdad?

Prefiero a mi vecino y sus buenos días ¡¿ Qué otro día más de trabajo, eh?! Sabes que me jubilé ... Uffff
Así cuatros años, pero es un Hombre adorable, jajajaja.

Mis besos Luis