jueves, 30 de agosto de 2012

Avivando la Cueca

Hasta la década del ’50 nuestro folklore era invitado estelar en toda suerte de celebración, ya fuera en las bohemias cantinas porteñas, las quintas de recreo capitalinas o las reuniones familiares en la zona campesina. Luego durante los sesenta y hasta comienzos de la década del ’70 algunos de nuestros más célebres cantantes y poetas se dieron a la tarea de rescatar el folklore más profundo, ese que hablaba de las penurias del campesinado o de lo sacrificada que era la vida de la clase obrera y así en algún momento el folklore pareciera volverse universal, solo las claves rítmicas variaban, Violeta Parra, Victor Jara, Mercedes Soza y Bob Dylan parecieran cantar lo mismo. 
El golpe de estado acabó con ello, el régimen militar vio al folklore genuino, así como a toda forma de expresión popular, como una amenaza y decidió imponer sus términos. Nuestros cantores fueron perseguidos, asesinados, exiliados u obligados a sumergirse en la clandestinidad. La canción campesina y obrera fue reemplazada por los cantos del patrón del fundo y el dueño de la fábrica. La cueca que comenzó a escucharse en la radio y en la televisión solo hablaba de historias de amor, los blanco de la cordillera o el destino de un caballo viejo. Entonces, como era de esperar, el pueblo le dio la espalda y en sus celebraciones la reemplazó por los ritmos tropicales y por sobre todo por su majestad la cumbia, y así ocurriría por las siguientes dos décadas. 

En septiembre de 1995 la cadena televisiva MTV invita a la entonces emergente banda nacional “Los Tres” a grabar un álbum Unplugged en Miami. Era la oportunidad para que Álvaro Henríquez y compañía internacionalizaran su carrera haciendo algún cover anglo, pero en lugar de ello se pusieron a cantar cuecas, pero no cualquiera sino cecas choras, aquellas compuestas por los hermanos Parra en la época que se ganaban la vida amenizando clubes nocturnos y prostíbulos, cuecas llenas de picardía, cuecas colmadas de las historias de pescadores, marineros y cargadores de la vega. 
Nuevamente han pasado casi veinte años y no hay concierto de Los Tres donde no se toquen unas cuantas cuecas, pero estas también están presentes en las fiestas juveniles, en las reuniones familiares, los pub más exclusivos y elegantes tienen días especialmente destinados a ella de la misma forma que las más humildes cantinas. Al igual que hace medio siglo atrás el folklore se escucha de enero a diciembre y no solo para las fiestas patrias en septiembre. 
Sin lugar a dudas ese ha sido y será el gran legado de Los Tres: Avivar la Cueca.

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