jueves, 11 de junio de 2009

Jardines del Ex Congreso

Los jardines del edificio del Ex Congreso Nacional en pleno centro de Santiago de Chile pueden ser el lugar ideal para tomar una buena fotografía, en especial con esa luz tenue propia de las tardes otoñales en alguna medida acentuada por el smog capitalino. Pero a pesar del marco ideal en la imagen hay una ausencia inquietante.
No se trata de modificar el ángulo de tiro, el tiempo de exposición, la abertura de diafragma o el ajuste del cilindro de enfoque, el elemento faltante es el insustituible factor humano. La presencia de al menos una persona desde un punto de vista práctico mejora la perspectiva de una fotografía porque permite dimensionar el real tamaño de edificios, monumentos y árboles, pero por sobre todo entrega calidez, cercanía, emociones, movimiento, en resumen se pasa de la captura de una imagen que pudo haber sido tomada mil veces a la captura de un instante único e irrepetible.
En una época de edificios inteligentes, lavadoras automáticas, mensajería instantánea y compras por internet pareciera que las personas han pasado a un lugar secundario. Nuestros niños y adolescentes juegan en línea con amigos virtuales, las salas de chat nos permiten conocer gente sin realmente tener que conocerla, hace poco me encontré escribiendo en el muro facebook de uno de mis mejores amigos un saludo por su cumpleaños en lugar de ir personalmente a saludarlo.
A veces se nos olvida que toda nuestra ciencia, tecnología y arte han sido desarrollados por personas y para el beneficio de las personas. Todos los software, computadores, servidores, kilómetros de fibra óptica, y satélites que hacen posible la existencia del espacio virtual en el que estoy escribiendo no tendrían ninguna significancia ni utilidad si ustedes, personas como yo, no estuvieran ahora leyendo estos caracteres cifrados en un código html.
El último modelo de teléfono celular no reemplaza lo exquisito de una conversación cara a cara, el comprar por la web puede ser cómodo pero no permite sentir el estrepitoso bullicio y los penetrantes aromas de un mercado, el más sofisticado sillón de masajes nunca nos hará sentir el cosquilleo que provocan las manos del ser amado, el mejor sistema de sonido 5.1 ni siquiera se aproxima a lo que es escuchar una buena tocata de jazz en vivo en algún pequeño local en los cerros de Valparaíso o en la ciudad que ustedes prefieran.
La fotografía hubiera sido perfecta si en medio del jardín hubiera estado un grupo de niños jugando.

8 comentarios:

Pablo Copola dijo...

Bonito blog, sí señor, hermosas fotos, e interesantes reflexiones. Un saludo

espejo-doble dijo...

Gente el Blog está estupendo.
Me sume como seguidora.
Los invito a todos a conocer mi blog

un fuerte abrazo

espejo-doble dijo...

Gente el Blog está estupendo.
Me sume como seguidora.
Los invito a todos a conocer mi blog

un fuerte abrazo

pepa mas gisbert dijo...

Pero el que no haya niños, por ejemplo, retrata precisamente como es el lugar. Tanto enseña una presencia como una ausencia.

Saludos

Luis dijo...

Buen punto Alma, a veces también nos conmueven las ausencias.

poetadesterrado dijo...

Gracias por pasarte por mi casa-web.
Bellísima foto, acompañado por un texto soberbio.
Me pregunto porque los humanos tendemos a exagerar todo o mejor dicho excedernos, viciar los contenidos. Ahora es la moda tecnológica, veamos que sucede con nuestros pequeños, a donde nos lleva todo esto a futuro. Me gustaría ser optimista, pero él exceso nunca hizo buenas construcciones.
Pasaré seguido, veo un bonito santuario de Don Nicanor. A ver si con visitas lo alentamos a que nos de una pizca (que no es poco decir), de su genialidad
Un saludo.

poetadesterrado dijo...

Gracias por pasarte por mi casa-web.
Bellísima foto, acompañado por un texto soberbio.
Me pregunto porque los humanos tendemos a exagerar todo o mejor dicho excedernos, viciar los contenidos. Ahora es la moda tecnológica, veamos que sucede con nuestros pequeños, a donde nos lleva todo esto a futuro. Me gustaría ser optimista, pero él exceso nunca hizo buenas construcciones.
Pasaré seguido, veo un bonito santuario de Don Nicanor. A ver si con visitas lo alentamos a que nos de una pizca (que no es poco decir), de su genialidad
Un saludo.

Anónimo dijo...

Gracias por visitar mi blog y por tu comentario.

Para uno que escribe para olvidar, es muy gratificante que, al menos, entretenga un momento a la gente.

Un saludo.