lunes, 7 de abril de 2014

La Familia de Melina

¿Dónde comienza la pobreza?, ¿Qué es una vida digna?, ¿Cuándo cruzamos el umbral del lujo, del culto a los superfluo? 

Hace un par de meses viajaba en una detartalada embarcación por el curso alto del río Tahuayo, uno de los afluentes del Amazonas peruano. Hacia el tercer día de travesía nos encontrábamos a medio camino entre los caseríos de Buena Vista y San Pedro cuando atracamos junto a un par de chozas en el margen occidental del río. 
La intención de quienes viajábamos en el “Dawn on the Amazon” era caminar y conocer las zonas de selva inundable pero una intensa lluvia monzónica nos obligó a buscar refugio en la casa de Marcial, un agricultor de la zona. Allí fue donde conocí a Melina, su esposa, y el resto de su familia, los que en el piso de su casa alzada varios metros sobre el suelo con gruesos pilotes de madera para evitar los a veces diez metros de aumento del nivel del río en temporada lluviosa pasaban las horas en una casa prácticamente sin paredes y con techo de ramas de palmera tan bien tejido que resultaba absolutamente impermeable para el diluvio que tenía lugar afuera. 
A pesar de lo dura de aquella vida no podría clasificar a esa familia como pobre, y es que en otras latitudes y otras realidades no puedes aplicar los mismos criterios económicos e incluso morales que en tu entorno social. En sus ojos no había desesperanza, en su conversación no había desesperación, en su actuar no había miseria. 
Para ser justos también y en la vereda contraria muchas de nuestras comodidades tampoco pueden ser consideradas como un lujo. Vehículos, vestuario, comunicaciones, tecnología, terminan siendo en nuestras modernas urbes tan necesarios para la superviviencia como lo es para Melina mantener un brasero con hierbas encendido para ahuyentar a las nubes de mosquitos que inundan el lugar. 
Al final te das cuenta que la pobreza tiene que ver con carencias; que los lujos y el exceso tiene que ver con tener lo que no necesitas; y que en resumidas cuentas todos vivimos en una selva, aunque me parece que la de ellos puede ser más dura pero es más humana.

2 comentarios:

Alís dijo...

Uno es rico cuando tiene lo necesario para ser feliz (y no hablo solamente de bienes materiales) y las necesidades de los demás no tienen por qué ser las mismas que las nuestras.
Lo malo es que hay demasiados intereses en crearnos "necesidades" nuevas para obligarnos a consumir y lo único que nos provoca es mayor frustración y esclavitud.
Bella foto.
Echaba de menos tus "fotoreflexiones"

Un abrazo

Rembrandt dijo...

Que hermoso foto fliar y que precioso bb me dieron ganas de abrazarlo.

Sí Luis, coincido totalmente todo tiene que ver con las necesidades de cada uno y estas con el entorno el lugar que habitamos, está en nosotros encontrar la felicidad en las cosas que se nos dan, no hablo de resignación sino más bien de valoración.

REM