sábado, 31 de octubre de 2009

La Ciudad

Calle Nueva York en el mismísimo centro de la ciudad de Santiago capital de Chile. Sobre ella más de un millón de partículas contaminantes forman una capa de smog que convierte a la urbe en una de las más contaminadas del continente; a su costado en el edificio de la Bolsa de Valores se mueven diariamente millones de dólares en acciones; y a pocos metros, en el Paseo Ahumada, a diario más de dos millones de personas transitan entre empujones rumbo a sus trabajos.
Además de su mal humor, su ritmo acelerado y su estrés constante, una de las cosas que más me llama la atención de los habitantes de Santiago es su aparente falta de pertenencia hacia su ciudad. La gran mayoría rehúsa considerarse “santiaguino”, se observan a sí mismos como una especie de inmigrantes internos oriundos de otras ciudades y obligados a permanecer en la capital por razones laborales, de estudio o económicas, esperando cada ocasión posible para huir por algunos días al litoral próximo y soñando con poder algún día, ya finalizada su vida laboral, cambiar su departamento en los suburbios por una casa en algún pueblo de provincia.
Quizás no se han dado cuenta que ellos mismos son la ciudad y que la llevan bajo su piel de la misma forma que Santiago lleva el tren subterráneo bajo sus calles. Es donde han crecido, es donde han construidos sus vidas y es a lo que pertenecen, huir de ella es imposible como bien lo expresó el poeta griego Constantino Cavafis en sus versos destinados a Alejandría y que bien aplica para cualquier gran metrópolis contemporánea.

“Dices: Iré a otra tierra, y hacia otro mar
Y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón lo mismo que mis pensamientos
En esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos
Sólo veo las oscuras ruinas de mi vida
Y los muchos años que aquí pasé o destruí.

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre.
Volverás a las mismas calles.
Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
En la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma.
Otra no busques – no la hay –
Ni camino ni barcos para ti.
La vida que aquí perdiste
La has destruido en toda la tierra.”

La Ciudad (Constantino Cavafis)

10 comentarios:

Ursula dijo...

Luís...

cuánta verdad en lo que decís... uno es parte del lugar donde se nace... donde se vive... donde se construye...
raíz del árbol...

Hermoso post!!!

beso!!!

Patricia González Palacios dijo...

Hola , adoro estás calles, cuando voy al centro me da una mezcla de románticismo y nostalgia, hasta que me topo con el mal humor de la gente, parecen no pertenecer a esta ciudad ni menos a este mundo, y lamentablemente es en todos lados, además que nadie cuida ni valoran los hermosos rincones del centro de Santiago, que se extiende para muchos lados.
Algo más grato, la exposición está hasta el 15 de noviembre, la verdad es mejor no venir con billetera, está para disfrutarlo con la mirada, yo me compro una cosita chica siempre en cuba, porque me encantan los colores por la módica suma de $2.000 , unos cuchuflís y me voy feliz, es el mejor dato que te puedo dar.Un beso

Unknown dijo...

Tras tus pinturas me motivo cada vez mas a conocer tu País, y en cualquier momento llevare a mi Bs As por tu tierra y sin dudarlo gran parte del deseo de visitar estará dado por los cristalinos relatos de un amante de su Pueblo y su Tierra,
un abrazo

pepa mas gisbert dijo...

En el poema de Carlos Marzal "Pluscuamperfecto de futuro" que acostumbro a regalar porque me encanta ya se dice;

..Naceré a mi ciudad,
como si fuese la primera vez
que nazco y que la veo,
contento de nacer y de fundar,
igual que un gran viajero, mi ciudad,
quizá un lugar tranquilo junto al mar,
donde esperar consiste en encontrar
una buena razón para esperar
el paso de los días...

Nacer a la ciudad cada día y a cada momento porque es nuestra y nosotros le pertenecemos.

Un abrazo

Anónimo dijo...

A muchos nos pasa lo mismo con nuestra ciudad o nuestro pueblo de nacimiento.

Es difícil huir de los recuerdos y de los sentimientos absorbidos durante el periodo de nuestra vida mas especial, en el que todo es verdad.





John W.

poetadesterrado dijo...

Porque se nos hace tan difícil ser consciente y responsable del pedazo de tierra que nos toca?, seguramente que si lo amáramos como a lo más preciado que tenemos, el mundo no estaría como está. Pero hay gente que no se ama ni a si misma o por diferentes factores en cuanto a supervivencia, no podemos mirar atrás mientras destruímos todo a nuestro paso.
Por cierto genial el poeta Luis, desde ya que se anota para una próxima compra de libros, es impresionante.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Cuando llego a mi ciudad, una vez al año; suelo visitar los lugares de mi infancia. ¿Cómo cortar el cordón imbilical de los recuerdos?


Precioso post Luis...

Saludos en lo que busco un mapa.

Patricia González Palacios dijo...

Adoro a Sorolla, saluditos

Lala dijo...

Efectivamente, la ciudad es ciudad porque allí están los ciudadanos, y no al contrario.
Yo, que no tengo en absoluto espíritu patriota, ni de patria grande ni de patria chica, que seguramente amaría aquel lugar en el que me asentase. Acabaría amándolo, estoy segura.
Y por último decir que creo que ningún lugar importa, que da igual el lugar cuando lo compartes con quien amas.


Un beso


Lala

Raúl dijo...

Al margen de que queda meridianamente claro que no te van a contratar como relaciones públicas de la capital, has hecho una reflexión de lo más atinada, cuando dices que una ciudad es la gente misma que la habita... aunque sea a desgana.