En cierta ocasión alguien me comentó que en el presente blog utilizaba las fotografías como un pretexto literario y hoy aquello es más cierto que nunca porque la imagen, que corresponde a la hermosa Iglesia San Marcos de la ciudad de Arica y que como dato general les contaré fue construida por el mismísimo Gustavo Eiffel, es solo un pretexto para profundizar en otra reflexión.
Los últimos días de Agosto recién pasado en esta iglesia se oficio una misa por el descanso de nueve adolescentes alumnas del Colegio Cumbres fallecidas en un accidente de tránsito en la pre cordillera durante un viaje de estudios un año antes.
El “Cumbres” es uno de los más exclusivos colegios del sector oriente de la ciudad de Santiago, de fuerte orientación católica y ligado a los Legionarios de Cristo. Sus alumnos pertenecen a familias de un alto nivel socio económico entre las que se cuentan la de poderosos empresarios, renombrados políticos, y algunos de los más destacados abogados, médicos y arquitectos del país, todos ellos usualmente ligados a la derecha política más conservadora y pertenecientes a influyentes grupos religiosos como los mencionados Legionarios o el Opus Dei.
Como parte de su labor misionera cada año los jóvenes que cursan el segundo año de secundaria realizan un viaje de estudios en donde llevan a cabo labores sociales en localidades rurales sumidas en la extrema pobreza. Con esta idea un grupo de jovencitas visitó las comunidades indígenas que habitan la Cordillera de la región de Arica. Ya una vez de regreso el autobús que las transportaba desde las alturas andinas al aeropuerto ariqueño se desbarrancó en una curva del zigzagueante camino dejando un reguero de nueve adolescentes muertas y medio centenar gravemente heridas.
El accidente conmovió por completo a la nación, resultaba estremecedor enterarse de la muerte de unas muchachas con todo el futuro por delante. Inmediatamente los periódicos y la televisión se hicieron cargo de la noticia y el gobierno dispuso de un avión militar que transportara a los familiares al norte del país y que luego retornara los cuerpos de las fallecidas a Santiago.
La atención mediática dada a la tragedia despertó también algunas voces opositoras que argumentaban, creo que con justa razón, que si el accidente lo hubieran protagonizado humildes hijos de trabajadores obreros de seguro no se le hubiera dado tanta cobertura por parte de la prensa. Incluso hubo quienes encontraron cierto grado de “justicia” en lo ocurrido como si aquellos que parecen tenerlo todo debieran necesariamente conocer también lo que es el sufrimiento.
Más allá de las consideraciones de muchos me llamó la atención la forma en que estas familias, como ya señalé profundamente católicas, asumieron la noticia. Más de alguno la consideró casi una penitencia, una suerte de incuestionable voluntad divina contra la cual no cabían los reclamos, un dolor que debía ser manejado con un estoicismo propio de los santos. El mayor consuelo para ellos era saber que ahora sus familias contaban con una hermosa ángel que los cuidaría de ahí en adelante.
Respeto profundamente sus creencias y también la forma de llevar su dolor, pero creo que en ocasiones, en especial como estas, es necesario, es prudente y es entendible quebrarse por completo, derrumbarse, enloquecer, llorar hasta que no queden lágrimas, mostrarse débil, renegar, maldecir, cuestionar y de alguna u otra forma liberar aquel tremendo dolor sin lugar a dudas imposible de describir. Supongo que esa explosión de humanidad es la que nos permite sobrellevar el luto y hacer un necesario y sanador, en la medida de lo posible, duelo.
Si es que existen los ángeles el cielo está lleno de ellos, por eso mismo estas celestiales criaturas son más necesarias en la tierra junto a nosotros cambiando nuestro mundo. Algunos podrán encontrar consuelo con la existencia de nuevos ángeles en las alturas, otros en cambio preferimos lamentar la ausencia de estos ángeles acá en la tierra.
Los últimos días de Agosto recién pasado en esta iglesia se oficio una misa por el descanso de nueve adolescentes alumnas del Colegio Cumbres fallecidas en un accidente de tránsito en la pre cordillera durante un viaje de estudios un año antes.
El “Cumbres” es uno de los más exclusivos colegios del sector oriente de la ciudad de Santiago, de fuerte orientación católica y ligado a los Legionarios de Cristo. Sus alumnos pertenecen a familias de un alto nivel socio económico entre las que se cuentan la de poderosos empresarios, renombrados políticos, y algunos de los más destacados abogados, médicos y arquitectos del país, todos ellos usualmente ligados a la derecha política más conservadora y pertenecientes a influyentes grupos religiosos como los mencionados Legionarios o el Opus Dei.
Como parte de su labor misionera cada año los jóvenes que cursan el segundo año de secundaria realizan un viaje de estudios en donde llevan a cabo labores sociales en localidades rurales sumidas en la extrema pobreza. Con esta idea un grupo de jovencitas visitó las comunidades indígenas que habitan la Cordillera de la región de Arica. Ya una vez de regreso el autobús que las transportaba desde las alturas andinas al aeropuerto ariqueño se desbarrancó en una curva del zigzagueante camino dejando un reguero de nueve adolescentes muertas y medio centenar gravemente heridas.
El accidente conmovió por completo a la nación, resultaba estremecedor enterarse de la muerte de unas muchachas con todo el futuro por delante. Inmediatamente los periódicos y la televisión se hicieron cargo de la noticia y el gobierno dispuso de un avión militar que transportara a los familiares al norte del país y que luego retornara los cuerpos de las fallecidas a Santiago.
La atención mediática dada a la tragedia despertó también algunas voces opositoras que argumentaban, creo que con justa razón, que si el accidente lo hubieran protagonizado humildes hijos de trabajadores obreros de seguro no se le hubiera dado tanta cobertura por parte de la prensa. Incluso hubo quienes encontraron cierto grado de “justicia” en lo ocurrido como si aquellos que parecen tenerlo todo debieran necesariamente conocer también lo que es el sufrimiento.
Más allá de las consideraciones de muchos me llamó la atención la forma en que estas familias, como ya señalé profundamente católicas, asumieron la noticia. Más de alguno la consideró casi una penitencia, una suerte de incuestionable voluntad divina contra la cual no cabían los reclamos, un dolor que debía ser manejado con un estoicismo propio de los santos. El mayor consuelo para ellos era saber que ahora sus familias contaban con una hermosa ángel que los cuidaría de ahí en adelante.
Respeto profundamente sus creencias y también la forma de llevar su dolor, pero creo que en ocasiones, en especial como estas, es necesario, es prudente y es entendible quebrarse por completo, derrumbarse, enloquecer, llorar hasta que no queden lágrimas, mostrarse débil, renegar, maldecir, cuestionar y de alguna u otra forma liberar aquel tremendo dolor sin lugar a dudas imposible de describir. Supongo que esa explosión de humanidad es la que nos permite sobrellevar el luto y hacer un necesario y sanador, en la medida de lo posible, duelo.
Si es que existen los ángeles el cielo está lleno de ellos, por eso mismo estas celestiales criaturas son más necesarias en la tierra junto a nosotros cambiando nuestro mundo. Algunos podrán encontrar consuelo con la existencia de nuevos ángeles en las alturas, otros en cambio preferimos lamentar la ausencia de estos ángeles acá en la tierra.
12 comentarios:
Totalmente de acuerdo estimado amigo: es aquí donde andamos más necesitados de ángeles. Por otra parte el dolor ante una pérdida semejante debe ser inconmensurable y no hay una "receta" para sufrir. Pero al igual que tú, me inclino por el llanto desbordado y las maldiciones a todo grito. Besos
¿Qué te diré?
El dolor es un vaso comunicante donde todos acudimos.
El dolor nos hace continente, pues no somos islas.
Seguiremos buscando consuelo.
Un abrazo para ti..
al leerte pierdo mis coordenadas, y me siento al otro lado de la cordillera,
un placer
Creo que la verdad no la sabremos hasta el momento en el que cada uno vayamos expirando. Creo que es en ese momento en el que entendemos el significado de la vida.
Pero lo que nos toca en esta vida es sufrir, también por las ausencias de ángeles en la tierra y a pesar de que creamos que están en el cielo. Solo serán vanos intentos de consuelo.
John W.
Escribí hace tiempo que mi Alma no nació para sufrir, ni la de nadie. No me gusta tampoco creer que cuando alguien muere y sobre todo en casos como éste es por voluntad divina. Si es así me reafirmo en mi no creencia en nigún dios y en mi deseo y en mi lucha por conseguir erradicar el sufrimiento en cualquier parte.
Un abrazo, siempre es un placer pasar por tu casa
Totalmente de acuerdo. Un post muy sabio y con mucho sentido común.
Visito este blog por primera vez y, creo que no será la última.
Manel
¿Así que alguien te dijo que utilizabas las fotografías como pretexto literario? Qué cosas...
Sonrío.
Hola Luis, esta tragedia , aunque lo lamento y no quisiera estar en su lugar, me provoco una serie de contradicciones, hay muchas cosas que no me convencen, pero en fin, donde estén estas niñitas espero que sea en un buen lugar. Ahora amigo, olvidate de las técnicas y dale rienda a tu imaginación y a tu alma de niño, me imagino estará por ahí y hace un dibujo, no es necesario una ilustación top, es el hecho, te dejo la inquietud, te estoy dando ánimo, es jugar un rato. un beso paty
El discurso de la iglesia con respecto a la muerte no es humano. Pero es que la iglesia se aleja mucho de lo humano!
Sin embargo, los padres de esos hijos sí son humanos, no? Entonces ese aceptar la alegría en lugar de la lágrima porque sus hijos están "en un lugar mejor, con dios", se deberá a una lobotomía?
No lo entiendo.
Cuando algo duele, es humano gritar si hace falta! Faltaría más!
Un beso
Lala
No entiendo lo de la ajusticiar por no ser como uno. Porque se quiere hacer sufrir con el sufrimiento. Sera que es una ley?. Más alla de dogmas, izquierdas y derechas, porque uno quiere lo que no tiene para seguir?
un abrazo luis.
Yo creo que tengo, que todos tenemos, un Ángel de la Guarda que nos cuida. Es el símbolo de protección del Cuerpo Nacional de Policía español.
Querido Luis, te debia estas y muchas palabras !!!...y me he detenido en estas palabras, por la inmensidad de la noticia, la recuerdo, y por como me has vuelto a llevar a esos momentos tan dolorosos, no puedo imaginar dolor mas grande que la perdida de un hijo..creo que enloqueceria, sin embargo, quiero creer en la FE de aquellos padres y sostenerme de la idea de que su FE es lo que los mantiene aislados de la locura, es la que les permite llorar en paz a puertas cerradas y con la llave de la cerradura escondida en el recuerdo de cada ser querido....si la fe ayuda a no perdernos aun mas en "la perdida"...comprendo su actuar...no se si podria seguirlos pero los comprendo.
te abrazo muy fuerte
volvere siempre
gracias por este instante
la cote
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