El nombre correcto de este lago que marca el límite entre la Araucanía y la Patagonia es Llanquihue que en mapudungún significa “lugar escondido”; Yankee Way es el nombre con el que un simpático gringo bautizó un lodge en el límite sur del ojo de agua aprovechando el juego de palabras resultante.
Pero más allá de la ocurrencia de este emprendedor enamorado de nuestros lagos, el Yankee Way (la fórmula yankee) parece ser una constante en un país donde se suele ir de “shoping” al “mall”, se vacaciona en un “resort”, el café de media mañana se acompaña de un “muffin”, “cup cake” o “cheese cake”, se comparten tragos después de la oficina en un “after office” o junto a una piscina en un “pool party”, y se ejercita mediante el “runing” o “body combat”; para que hablar del lenguaje empresarial donde términos como “management”, “perfomance”, “endurance”, “pos” (poin of sale), “look and fill”, “payback”, y un sinfín de etcéteras son de uso cotidiano
Esto no tiene NADA que ver con pretender ser un país bilingüe o con vocación turística, los hecho demuestran que somos el que menos maneja un segundo idioma al interior de la OCDE y difícilmente podemos dar a un gringo las indicaciones para que llegue a un paradero de buses.
Es paradojal que siendo herederos de la lengua de Cervantes, Neruda y Cortazar intentemos a cada instante reemplazarla con aforismos que con suerte entendemos. Sería bueno de tanto en tanto recordar que: Aquí se habla español.
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