Era mediado del 2010. Aún no se promulgaba la nueva ley de tabaco así que el humo de medio centenar de cigarrillos encendidos llenaba el ambiente. Era también los años en que La Piedra Feliz se alzaba como el principal centro de la música underground en Valparaíso. Fue en esas circunstancias y en esa época que escuché por primera vez el endiablado bebop de Cristian Cuturrufo y su banda.
Aunque obviamente hay una serie de elementos latinoamericanos en sus arreglos aún así una sesión musical del oriundo de Coquimbo era como trasladarse al Minton’s Playhouse del Harlem a principio de la década del ’40 donde se sucedían los Jam de Thelonious Monk, Charlie Parker y Dizzie Gillespie.
Entre humo de tabaco, copas de vino y trompetas con sordina cada día viernes era la perfecta ocasión para disfrutar de la música, participar de alguna conversación entretenida y ver como el puerto de Valparaíso se transformaba en un lugar mágico.
De un tiempo a esta parte los acordes de Cuturrufo se han anclado en el Bar El Clan del bohemio Barrio Bellavista en la capítal, ese es el lugar donde ir a buscar la magia.
1 comentario:
A pesar de la alarma y el miedo que genera saber ciertas cosas, yo seguiría asistiendo. Y el dato aportado lo guardo como oro en paño.
Un abrazo
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