Si bien han existido desde los primeros años del cristianismo hasta nuestros días, pero fue principalmente en el medievo europeo y los siglos de colonialismo en latinoamericano que algunas de las mentes más brillantes y las alamas más piadosas de su época se recluyeron al interior de monasterios y conventos buscando meditar, investigar y orar en pro de un mundo mejor.
Más allá de las creencias de cada cual es difícil comprobar en forma empírica si estas oraciones surgieron algún efecto y en cuanto a la investigación paradojalmente fue la misma iglesia la que persiguió algunos de los descubrimientos, en especial en astronomía y física, por considerarlos herejes a su dogma. A la práctica lo único que nos legó el ascetismo fue el Champagne y algunas variedades de cerveza.
¿Se puede cambiar el mundo sin querer ser parte de él? ¿Se puede lograr la comprensión de lo que nos rodea sin querer ver lo queallí ocurre?
Al parecer no solo la iglesia católica sino que las iglesias en general siguen sin abandonar sus conventos donde la paz reinante en el lugar no los deja tomar nota del caos en las calles aledañas.
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