Cuentan que Atacama está llena de tesoros que el Inca dejó a su paso y que mandó a ocultar cuando supo las intenciones del conquistador europeo. Luego hombres de todas las latitudes se lanzaron a la búsqueda del oro escondido pero solo encontraron la muerte en medio del desierto y los salares. Sus almas son las fumarolas que cada mañana, al alba, se alzan de las entrañas de la tierra en donde quedaron atrapados por osar buscar las riquezas que pertenecían a otros, los andinos.
Cuentan en Nahuelbuta que un día el sol se enfureció con su esposa la luna y sin poder contenersa la golpeo. Ella presa del dolor y la tristeza lloró y sus lágrimas caídas a la tierra se convirtieron en plata. Luego el sol al darse cuenta de su error lloró de arrepentimiento y sus lágrimas caídas a la tierra se convirtieron en oro. Por eso quienes se desviven buscando ambos metales siempre estarán presos de las lágrimas que los originaron.
1 comentario:
Bonita la leyenda, aunque ahora el Sol estaría denunciado por violencia doméstica. Y bien merecido que lo tendría (soy más de la Luna, más por noctámbula que por solidaridad de género).
Es interesante ver como a lo largo de los siglos el hombre inventó historias fantásticas para justificar los fenómenos naturales que no comprendía. Sin duda las distintas versiones míticas me parecen más interesantes que la explicación científica, pero claro, soy de letras.
Un abrazo
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