Lamentablemente desde hace cuarenta años y quizás por bastante tiempo la imagen más conocida del nuestro palacio de gobierno, la Moneda, es la de aquellos aviones Hawker Hunter arrojando sus cohetes Sura P3 transformándola en un mar de llamas ese fatídico 11 de Septiembre de 1973.
Luego del retorno a la democracia, en especial en la Plaza de la Constitución, paulatinamente se fueron reemplazando los símbolos pro militares por mobiliario público y prados. Luego el año 2000, al comienzo del gobierno de Ricardo Lagos, se levantó la estatua al fallecido presidente Salvador Allende y hacia el final del mandato del mismo presidente se inauguró el Centro Cultural La Moneda, convertido en la actualidad en uno de los principales focos culturales del país por donde han pasado exhibiciones tan célebres como los soldados de terracota de China, muestras fotográficas de Anne Chapman, selección de obras de Frida Kahlo, la colección de las principales obras de Matta, exposiciones de trabajos de Kandinsky, Miró y Picasso, además de una sala permanente con parte de los bordados en aspillera de Violeta Parra que en su momento estuvieron en el Museo de Louvre.
Los sutiles cambios del barrio cívico han continuado. En el año 2010 se instaló en la Plaza de la Ciudadanía la estatua de José Miguel Carrera, símbolo de la rebeldía independentista, como un contrapeso al monumento al dictatorial Bernardo O´Higgins, figura histórica usualmente comparada con la de Pinochet (aclaro que por su absolutismo y no por su rol de libertador patrio).
Hoy en día los automovilistas santiaguinos deben soportar los trabajos que buscan convertir todo el frontis del palacio de gobierno en una gran explanada cívica que una la Plaza de la Constitución, la Moneda y la Plaza de la Ciudadanía transformándolos en un solo gran parque ciudadano lleno de áreas verdes que inviten al disfrute en familia.
El proyecto urbanístico es ambicioso pero necesario, porque así como después de un quiebre sentimental lo mejor es renovar el look, también después del quiebre de nuestras instituciones lo mejor es renovar su imagen y símbolos.
1 comentario:
Y si ese cambio contribuye a integrar más al pueblo, mejor que mejor.
Un abrazo
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