Los lobos marinos son animales que gustan de cazar su alimento en medio de la corriente y el oleaje, sus peleas tienen que ver con mantener un harem de hembras o poseer la mejor roca para tomar el sol. Los rastrojos dejados por los humanos quedan para la disputa de pelícanos y gaviotas.
Pero en las zonas donde los recursos marinos son escasos, en especial en aquellas donde la pesca de arrastre ha hecho de las suyas, una manada de lobos marinos está bien dispuesta a matarse por una cubeta de restos de pescado arrojada por algún pescador desde su caleta.
Últimamente en nuestro país hemos discutido mucho acerca de la distribución de las riquezas, el acceso a la educación, los derechos civiles de los grupos minoritarios, nos hemos dado el sano gusto como sociedad de rechazar proyectos inmobiliarios, productivos y energéticos que atentan contra la estética urbana, las condiciones laborales dignas o el medio ambiente.
Pero todo lo anterior ¿Se debe a que realmente creemos en ello o tan solo a que en la actualidad nuestro país se precia de tener una cesantía casi inexistente con un creciente ascenso de los ingresos salariales?
Hace cinco años atrás cuando atravesábamos los momentos más críticos de la última crisis económica mundial todos aplaudimos que se reactivaran las obras de construcción del Mall Costanera Center, el mismo que hoy todos critican, porque generaría al menos diez mil puestos de trabajo.
En medio de la crisis no nos importaban los malos olores de una planta faenadora de cerdos, los contaminante que pudiera ser una planta termoeléctrica, los invasivo de las torres de alta tensión en la Patagonia o que Barrick Gold destruyera glaciares en busca de oro. Tan solo nos interesaba que alguien, a cualquier costo, generara más puestos de trabajo para que así el nuestro no se viera amenazado por la competencia de desempleados dispuestos a hacer lo mismo por la mitad de nuestro sueldo.
Como la historia de la economía mundial es cíclica creo que más temprano que tarde se verá que tan convencidos estamos como sociedad de nuestros altruistas principios o si tan solo somos una bolsa de lobos hambrientos en un momentáneo estado de calma.
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