“Vino color de día, vino color de noche,
Vino con pies de púrpura o sangre de topacio,
Vino, estrellado hijo de la tierra
Vino, liso como una espada de oro
Suave como un desordenado terciopelo
Vino encaracolado y suspendido, amoroso, marino,
Nunca has cabido en una copa, en un canto, en un hombre,
Coral, gregario eres, y cuando menos, mutuo.
A veces te nutres de recuerdos mortales,
En tu ola vamos de tumba en tumba,
Picapedrero de sepulcro helado, y lloramos lagrimas transitorias,
Pero tu hermoso traje de primavera es diferente,
El corazón sube a las ramas, el viento mueve el día,
Nada queda dentro de tu alma inmóvil.
El vino mueve la primavera, crece como una planta de alegría,
Caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto,
Oh tú, jarra de vino, en el desierto con la sabrosa que amo,
Dijo el poeta,
Que el cántaro vino al beso del amor sume su beso.”
Pablo Neruda (quien más!)
1 comentario:
Ah que hermoso!
Estuve en Mendoza hace unos días, que placer lo que la madre natura nos regala y si le agregamos la cordillera que más se puede pedir?
Que bueno que ambos de un lado y otro podamos compartir esta maravilla.
Abrazos desde este lado.
REM
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