La suerte para el Gallinazo (Coragyps atratus) y su primo el Cóndor (Vultur gryphus) resulta ser bastante distinta a pesar de que ambos pertenecen a la familia de los buitres, se alimentan de carroña y quizás sus únicas diferencias estén en la cresta que corona la cabeza de los machos y unas cuantas plumas blancas en el cuello.
Contemplar un cóndor planeando entre los riscos de los Andes resulta el coronario perfecto a un día de excursión en la montaña, en tanto observar el vuelo de un gallinazo sobre la sequedad de la pampa pareciera presagiar un sino trágico a una caminata en el desierto.
El cóndor está presente en los emblemas patrios de la mayoría de los países en Sudamérica a la vez que equipos deportivos, expediciones e instituciones buscan asociarse con su imagen. Por su lado el gallinazo, más conocido por su apodo de “Jote”, es asociado casi a todo aquello que es despreciable.
Al parecer también en el mundo de las aves el lugar donde se vive y unas cuantas plumas claras pueden marcar la diferencia en el cómo te ven y cómo te tratan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario