Aunque todos sabemos que polvo somos y al polvo volveremos, resulta contradictorio lo que ocurre tras la muerte.
A la vuelta de cinco años nuestro cuerpo se encuentra reducido a huesos, un par de décadas después no somos más que humus, sin embargo nuestras lápidas y nuestros mausoleos seguirán en pie por los siguientes siglos.
Quizás sería más lógico que también nuestras tumbas terminen devoradas por las misma naturaleza a la que regresamos como abono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario