Chile tiene más de tres mil kilómetros de costas con abundante vida intermareal, sin embargo al preguntar en el grueso de la población es difícil encontrar a alguien que haya buceado al menos una vez.
Entre esos miles de kilómetros de costa se encuentra Punta de Lobos, una de las mecas del surf en el Pacífico sudoriental, sin embargo son contados con los dedos de las manos los compatriotas que tienen una participación destacada en los torneos de esta disciplina.
Casi mil kilómetros al sur se encuentra el valle de Cochamó, llamado el Yosemite austral por sus paredes de granito, sin embargo la gran mayoría de los que practican escalada libre en sus cortes verticales son extranjeros.
Otros trescientos kilómetros al sur de Cochamó se encuentra el río Futaleufú, un sueño para quienes practican el kayak o el rafting, sin embargo tan solo los recientemente mediáticos miembros de la familia Astorga han logrado algún título mundial en el descenso de aguas blancas.
No solo contamos con más de tres mil kilómetros de costas, también contamos con más de tres mil kilómetros de montañas pertenecientes a Los Andes, sin embargo la mayoría de nuestras cumbres fueron conquistadas por primera vez por extranjeros y tan solo unos pocos nombres como los de Lucero, Jordan, García-Huidobro y Purto, han sido parte importante de la historia del montañismo.
Finalmente contamos con los mejores centros de ski al sur del Ecuador sin embargo, nunca, absolutamente nunca, hemos contado con alguna participación relevante en los torneos de deportes invernales.
En un país donde el 80% de la población debe arreglárselas con quinientos dólares mensuales el ticket de andarivel en un centro de ski tiene un costo cercano a los cincuenta dólares sin considerar los costos de arriendo de equipamiento. Sumemos a ello que la mayoría de las laderas nevadas y valles cordilleranos accesibles se encentran concesionados a centros invernales que solo permiten el paso a quienes pueden pagar el referido ticket o estén dispuestos a pagar estadías de trescientos dólares la noche.
Entonces para el común de la gente tan solo quedan las laderas rocosas, los sitios con nieve sucia y los bordes de los caminos. Allí pueden practicar tranquilamente el deslizamiento en bolsas plásticas o cámaras de neumáticos y los pequeños pueden hacer sus improvisados muñecos de nieve.
1 comentario:
Súmale a todo eso el escaso apoyo al deporte, y menos a los deportistas.
Es lamentable lo que cuentas, sobre todo porque es totalmente cierto.
Un abrazo
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