Lo primero que llama la atención de las calles de Puno, la capital del altiplano peruano, son su gran cantidad de viejos automóviles Lada usados como taxis y pintados de un blanco tan distinto al habitual negro o amarillo de otras latitudes; luego llama la atención sus mototaxis, motocicletas adaptadas como triciclos que avanzan apresuradamente entre el alocado tráfico puneño que sumado a las habituales lluvias veraniegas en los Andes dan la sensación de encontrarse en pleno sudeste asiático.
Finalmente hacen su aparición los cholo-taxis, triciclos a pedales que transportan cargas y personas, una tarea impresionante si consideramos los casi 4.000 msnm en los que se encuentra la ciudad.
Sea cual sea el medio elegido transitar por Puno es una experiencia única; hermosa a ratos, dura en otra, pero absolutamente única.
1 comentario:
Como experiencia única describí también la primera (y última) vez que anduve en micro por los cerros de Valparaíso, aunque sin duda que la altitud de Puno influye para que sea más especial.
Un abrazo
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