Hace algunos meses asistía un concierto de la cantautora argentina Cecilia Zabala en el anfiteatro del Jardín Botánico de la ciudad de Viña del Mar. Mientras escuchaba la música recostado sobre el prado escuché a otro de lo asistentes comentar, no sé si a modo de queja o tan solo de comentarios, que pocos años atrás no era raro poder asistir en el mismo recinto a tocatas de Pedro Aznar, Jorge Drexler, Manuel García, entre otros y que últimamente la mayoría de los invitados eran cantautores más bien desconocidos.
Ciertamente cuando Drexler era casi un desconocido con una agenda no tan copada era relativamente sencillo contar con su presencia en pequeños bares, festivales culturales y otros. Actualmente aunque fuera posible hacer coincidir su agenda, su nivel de convocatoria hace impensado el que se pueda presentar en cierto lugares y una prueba de ello fue el último concierto dado por Aznar en el mismo Jardín Botánico, en donde los problemas logísticos (partiendo por los estacionamientos, el daño a los prados y la basura posterior) fueron la tónica.
Pero la buena noticia es que los pequeños clubes y los conciertos al aire libre son una excelente opción de conocer nuevos valores. Fue en esas circunstancias que la mayoría de nosotros descubrió la música de una Nano Stern, una Pascuala Ilabaca o un Lisandro Aristimuño, y en esas mismas circunstancias se puede descubrir a los sucesores de estos.
De seguro muchos de quienes presenciaremos nunca pasaran del anonimato, quizás al igual que las cientos de bandas que tocaron en el Kaiserkeller de Hamburgo a principios de los ’60, pero para quienes estuvieron allí en una época de seguro valió la pena escuchar a cientos de eternos anónimos a cambio de poder presenciar algunas de las primeras tocatas de The Beatles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario