Hace un par de semanas una ejecutiva de nuestra filial en Bogotá visitó Chile por un par de días. Cuando la fui a buscar al aeropuerto me contó que estaba muy emocionada de poder conocer Santiago.
Luego de que nos despidiéramos finalizada su estadía me puse a pensar en que había consistido su paso por nuestras tierras: a las 10:00 de la mañana del miércoles la recogimos en el aeropuerto, luego un día de reuniones en nuestras oficinas, a las 19 la dejamos en el Hotel Radisson de La Dehesa; al otro día la pasamos a buscar al hotel para pasar el día visitando por razones comerciales Parque Arauco, Alto Las Condes y Costanera Center, una cena en el Patio Bellavista y nuevamente al hotel; finalmente el viernes una visita turística a una viña en Pirque y de ahí al aeropuerto.
Seguramente Adriana ya les habrá comentado a sus amigos en Colombia que conoció Santiago de Chile, pero la pregunta es ¿realmente conoció algo de la ciudad?
Hace algunos años cierto derrotero me llevó a las islas del Lago Titicaca en el altiplano compartido por Perú y Bolivia. Lo interesante es que en ninguna de estas islas hay locomoción pública, si quieres ir a algún lugar debes caminar; tampoco hay hoteles, si buscas alojamiento debes acercarte a alguna de las comuneras que diariamente se instalan en los embarcaderos y negociar con ella la estadía en sus hogares; y definitivamente pasar una o varias noches en la casa de alguien, desayunando y almorzando junto a ellos en sus humildes cocinas, conversando algunas cervezas y un par de cigarrillos antes de acostarse, eso si te permite decir que conociste un lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario