Hace algunas semanas a través de la barra lateral del blog de Ana Yalour (el que pueden visitar haciendo click aquí) pude acceder a un interesante reportaje y video documental con un titulo parecido al de este post sobre “Construcción Natural de Viviendas”, en otras palabras casas hechas con materiales provistos por la misma tierra tales como barro, arcilla, madera y paja, al igual que las viviendas de la fotografía ubicadas en el altiplano peruano.La posibilidad de construir una vivienda con nuestras propias manos y con materiales de libre disposición natural resulta indudablemente interesante desde los puntos de vista económico, por el obvio abaratamiento de costos; arquitectónico, por las infinitas posibilidades de diseño; de pertenencia, por habitar algo absolutamente propio; pero creo que su mayor encanto está en desarrollar un tangible compromiso ecológico y contacto con la Madre Tierra o “Pachamama”, como es llamada por buena parte de las etnias sudamericanas. Quizás por lo mismo no es extraño que iniciativas de esta índole se hayan iniciado y proliferado en la localidad argentina de El Bolsón, suerte de capital hippie y ecologista del cono sur.Lamentablemente lo poético y lo práctico, así como lo estético y lo funcional no necesariamente van de la mano y es un hecho obvio e innegable que vivimos en sociedades netamente urbanas con una alta concentración demográfica en donde escasean los metros cuadrados donde construir. En esa realidad las grandes metrópolis, desde la antigua Roma a la moderna Shanghái, tienen casi como única salida la construcción en altura obligándonos a enclaustrarnos en jaulas de concreto y acero varios metros sobre el nivel de la calle. Esa es la realidad, buena o mala, nos guste o no.Espero, llegados los años en que deje la vida laboral activa, comprarme un paño de tierra a los pies de la cordillera o junto al mar y en este levantar con mis propias manos una casa hecha de madera rústica y ladrillos de adobe cocido en donde pueda estar en directo contacto con la naturaleza. En tanto ello ocurra deberé buscar maneras más efectivas, optimizando el consumo de energía, manejando mejor los desperdicios domiciliarios, privilegiando los envases reciclables, de manifestar mi compromiso con la Madre Tierra que bajo toneladas de concreto, acero, cañerías de cobre y redes eléctricas, sigue tan viva y latente como en aquellos lugares nunca pisados por el ser humano.
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