No importa cuánta sangre se haya derramado en los antiguos castillos durante las guerras de la Independencia, o cuanta destrucción haya ocurrido luego que un tsunami cubriera por completo el puerto de Corral, finalmente todo termina cubierto de musgos, enredaderas y flores, de seguro es esa la forma como la naturaleza sana nuestros daños.
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