Michael Freeman, uno de los máximos gurús de la fotografía de reportaje, en alguno de sus libros comentó que lejos lo más difícil de fotografiar eran los rostros. No tanto por la técnica como por lo reacia que es la mayoría de las personas a dejarse captar por un extraño o por lo fingidas y poco naturales que suelen ser las poses de quienes aceptan la proposición.
Eran las fiestas de año nuevo del 2011, miles de personas repletaban la Plaza Sotomayor de Valparaíso en espera de los fuegos pirotécnicos. Yo me dedicaba a buscar con mi teleobjetivo algún rostro en la multitud, y siguiendo los vaticinios de Freeman la mayoría o se ocultaba al ver el lente frente a ellos o ponía esa clásica “cara de foto”.
Y así entre cientos de miradas que se ocultaban o que fingían apareció esta.
2 comentarios:
Qué pronto pierden los niños esa inocencia frente a la cámara y qué pronto aprenden a posar. Un acierto tu fotografía, aunque, y sin ánimo de restarte mérito, la naturalidad de ese niño representa un alto porcentaje del éxito.
Un abrazo
Que conste que no pretendía, de ningún modo, poner en duda las aptitudes del fotógrafo, que son muy necesarias para hacer un buen retrato como éste. Sólo quería decir que ese rostro y esa sonrisa, de boca y ojos, no hay cámara ni fotógrafo que lo puedan crear.
Mérito del fotógrafo es ser capaz de recogerla.
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