Supongo que debe ser está sociedad competitiva que todo lo mide en términos productivos la que ha convertido a la ociosidad casi en un pecado capital.
Muchos de nosotros tenemos nuestras agendas laborales repletas de reuniones, viajes y demases por las próximas semanas e incluso meses; y no pasa muy distinto con nuestros días libres están reservados para almuerzos familiares, paseos, celebraciones y otros, al punto que pasar sábados y domingos sin hacer nada es casi como tener un fin de semana perdido.
Crecimos escuchando que la ociosidad es la madre de todos los vicios, pero en los trabajólicos tiempos actuales la falta de ociosidad a engendrados vicios peores.
Ocio y pereza definitivamente no son sinónimos, y pasar toda una tarde tendido en una hamaca en medio de un huerto bajo los cálidos rayos solares del valle del Elqui pueden ser el mejor negocio (nex ocium) a realizar.
1 comentario:
Detenernos nos permite darnos cuenta, tomar consciencia, estar presentes, disfrutar de aquello que tenemos enfrente, al lado, adentro nuestro. Quizás, entonces, podríamos salir de la montaña rusa del sistema que nos lleva a ir siempre por más.
Publicar un comentario