Al pasear por el Cerro Alegre de Valparaíso siempre me ha sorprendido esta escultura y el cómo usando oxidadas barras de hierro fundido se dio vida a tan magnífico arlequín.
Aunque después de meditar un poco sobre nuestra clase política y nuestros supuestos líderes de opinión me dio cuenta que no se requieren materiales muy nobles para dar vida a un payaso.
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