Santiago de Chile, un día cualquiera, 7:30 AM. Las calles del centro se repletan de los camiones que abastecen multitiendas y supermercados y que solo tienen permiso para estacionar en el sector hasta las 9 AM; las salidas del metro son tomadas por quienes venden café, té y sándwich de todo tipo a los que corren a sus trabajos; las cafeterías comienzan a levantar sus cortinas; en la Bolsa de Comercio en la calle Nueva York algunos operadores desde la madrugada siguen el devenir de los mercados asiáticos.
13:00 PM. Más de dos millones de personas transitan por los paseos Ahumada y Huérfanos; las entradas a las galerías y los pasajes del centro son ocupados por quienes se dedican a la compra y venta de dólares; las cafeterías y puestos de comida se repletan de quienes deben almorzar y reposar en treinta minutos; en la calle Nueva York las acciones y las fortunas pasan, entre gritos de los operadores, de una mano a otra.
19:00PM. Las estaciones del metro y del Transantiago se atiborran de quienes desean regresar a sus hogares; en el paseo Ahumada se suceden vendedores ambulantes, humoristas callejeros y predicadores de cuanto credo exista; las cafeterías y restaurantes ofrecen sus cocteles en 2x1 a quienes desean darse un tiempo para bajar las revoluciones o que simplemente prefieren esperar hasta que termine la hora del taco; en la calle Nueva York, acompañados de un vaso de Whisky, se discute sobre los nuevos ricos y los nuevos pobres del día.
23:30 PM. Las calles del centro ahora solo son transitadas por los aseadores de la municipalidad; las cafeterías se encuentran cerradas y en su lugar han abierto los clubes nocturnos que con sus letreros luminosos invitan a sumergirse en los viejos edificios de la calle Mac Iver; en las bancas de la plaza de armas o en las escalinatas del metro preparan sus camas los indigentes que poco entienden el significado del término “homeless”; en la calle Nueva York las luces se han apagado y en el cielo pueden verse las estrellas.
2 comentarios:
Algunas entradas se pueden saborear con un simple vaso de agua. Y gracias a esa simpleza aparente, todo parece más real si cabe.
Que gran entrada has firmado.
Un abrazo
Solo pasaba a dejarte un abrazo y no logre dejar de ver a mi ciudad en tu Santiago
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