Revisando en mis archivos encontré esta fotografía. Obviamente recuerdo varios detalles de cómo y dónde fue tomada; recuerdo que me encontraba en medio del humedal del río Huasco en la costa de Atacama; recuerdo que era inicios de octubre y que había viajado a la zona a capturar imágenes del desierto florido; recuerdo que aquel día estaba particularmente nublado; recuerdo que llegué hasta una pequeña laguna en medio del humedal intentando fotografiar a una pareja de patos salvajes; pero lo que más recuerdo es el sonido de los totorales mecidos por el viento.
De la misma forma tengo atesorados los recuerdos de decenas de sonidos que marcaron mi infancia y adolescencia. Recuerdo el sonido del viento entre los trigales en la parcela de mi tío Moisés mientras paseaba junto a “la Marcela”, mi adorada prima de la que yo juraba estar enamorado; recuerdo el sonido de las ramas de los árboles arañando el techo de la casa de mi prima María Ruth los días de lluvia en los campos del Bio Bio; recuerdo el sonido de la madera crujiendo por las noches de verano en la casa donde viví mi infancia; recuerdo el sonido, usualmente imperceptible, del papel de un cigarrillo consumiéndose mientras los fumábamos junto al “Chino”, mi compañero de aventuras adolescentes, en la parcela de Colliguay donde nos arrancábamos de tanto en tanto; recuerdo el sonido de las olas en las playas de Horcón donde solíamos dormir a la intemperie junto a mis compañeros de liceo porque siempre olvidábamos llevar carpa… y así, sonidos, sonidos,…
En un mundo que ha decidido ocultar los sonidos detrás de los ruidos propios de la gran ciudad, los bocinazos, el avanzar del tren subterráneo, las retroexcavadoras, el tráfico incesante,… me pregunto cuales serán los sonidos que recordará mi hijo.
1 comentario:
brrrrr
tremenda pregunta tu final!!Luis!!
debería haber una ley de Memoria activa también para los sonidos de la naturaleza.
amo el ulular de las palomas y por suerte en plena ciudad pero no en pleno centro aún se escuchan...me llenan de recuerdos del campo donde pasaba las vaciones con mis viejos y en las siestas nos dejaban escaparnos bajo los montes con primos y primas y mientras reíamos en un mundo mágico y nuestro, las oíamos...
besos, gracias por los deseos que me dejaste , espero que tu año sea igual de bueno y con sonidos del viento
besos
mabel
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