Te he visto caminar por las callejuelas de los cerros porteños; por sendas empedradas en una isla en medio del altiplano; por entre bosques de coigûes y araucarias en tierras lafkenche; por playas interminables marcadas por leyendas de brujos; por puentes de madera sobre aguas turquesa en el fin del mundo; por entre salares y fumarolas en la cima de Los Andes… Todas esas sendas las elegí yo, pero el principal camino está solo en tus manos.
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