Hace más de un año visité la Isla de Chiloé. Nadie puede decir que estuvo en Alaska sino pernocta en un iglú, o en el Amazonas sino pasa lo noche en una choza de paja durmiendo en una hamaca o en el desierto del Sahara sino durmió en un campamento beduino con tiendas hechas de piel de camello, de igual forma es imposible pretender conocer Chiloé sin pasar algunos días en un palafito, estas casas edificadas sobre pilotes a orillas del mar en donde con marea alta pareciera que el mar va a ingresar por las ventanas.
Si de dar datos se trata en el caso que visiten la isla les recomiendo hospedarse en el Hostal Palafitos de la ciudad de Castro, www.palafitohostel.com. Pero este refugio si bien intenta rescatar la esencia de las tradicionales construcciones de la isla no deja de ser un moderno hospedaje de unas cuantas estrellas, con Wifi, amplias salas comunes, cómodas habitaciones, baños limpios, una moderna cocina y demases características propias de una buena oferta turística.
El origen de los verdaderos palafitos se inicia en los lejanos años de la colonia española cuando el territorio de Chiloé fue repartido entre un centenar de hacendados españoles, fue entonces que el escaso remanente de indios chonos y la más numerosa población de indios huilliches a fin de mantener su libertad decidieron vivir en sus nalcas, pequeños botes de pesca. La necesidad de tener a sus familias con ellos hizo que prontamente las nalcas originales fueran reemplazadas por barcas de mayor tamaño en las que podía vivir sin problemas un numeroso grupo de gentes. Con el fin de no llevar una eterna vida nómade en algún momento las barcas comenzaron a ser varadas en las pantanosas costas y la misma madera del navío fue usada para darles la forma de una casa tradicional levantada sobre pilotes con la idea de adaptarse a los cambios de la marea.
De los palafitos originales surgidos ya hace siglos no queda absolutamente nada en la actualidad ya que con una dolorosa regularidad las costas de Chiloé son arrasadas por un maremoto cada ciento cincuenta años y de hecho todas las viviendas de este tipo que podemos observar hoy en día son posteriores a 1960, fecha del último tsunami que asoló la isla provocado además por el terremoto de mayor intensidad del cual se tengan registro.
Si en cualquier momento va a ocurrir un nuevo cataclismo (esa es una constante con la que nos hemos acostumbrado a vivir en Chile) ¿por qué se siguen construyendo estos palafitos que inexorablemente en algún momento serán destruidos por la fuerza del mar?, la respuesta es sencilla: porque ningún hacendado ni ninguna inmobiliaria están interesados en adquirir terrenos en estas pantanosas costas y en Chiloé si hay algo que abunda son las costas pantanosas y la madera con las que construir una vivienda. En resumen desde sus inicios el palafito fue la respuesta para los postergados, para los sin recursos, para los que deben adaptarse a las condiciones más difíciles con el fin de sobrevivir.
En alguna forma los palafitos chilotes son similares a las favelas brasileras, son pintorescos, definen la personalidad de sus ciudades, atraen a turistas por montones, pero no dejan de ser un símbolo de pobreza dura y extrema.
Por más que lo intentemos en nuestros viajes nunca dejaremos de ser visitantes de paso alojados en cómodas habitaciones que pretenden simular y acercarnos a las condiciones de vida de los autóctonos de lugar, pero en el fondo nunca dejamos de ser simplemente turistas.
lunes, 28 de febrero de 2011
Palafitos
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5 comentarios:
Buen día, Luis!!
Qué foto tan interesante y cuántas cosas dice, además de lo que cuentas tú, obvio.
Me encantan tus fotos, Luis, te enlazo para no perderte la pista.
un beso y feliz día
Ahí lo has dado, Luis... somos unos tirustazos que nos emociona siempre montar en la más típica atracción :)
Besicos
Me parece un artículo interesante y sobre todo necesario. Sin tu introducción, seguiríamos viendo estos palafitos y Chiloé con los ojos entrecerrados de turistas. Muchas Gracias Luis! Un abrazo!
Hola mi querido Luis, poniéndome al día con tus imágenes , el tendedero y los palafitos que me encantan, han traído recuerdos de mis clases de pintura donde siempre era grato pintar algunos esbozos de estos temas, hoy reemplazados por muchas manchas y sin ese aroma romántico de antaño. Atardeceres me toco ver nada este verano , muchas nubes , pero con esta foto tuya me recuerdo de muchos, un beso.
Pues si, por mucho que pernoctemos en un palafito no dejamos de ser turistas que al amanecer volvemos a nuestra más o menos confortable morada. Eso no quita que demos a conocer, como tu haces, estas condiciones de vida, para que tome nota quien corresponda, aunque lo dudo.
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