Una de las cosas que más me llamaba la atención en mi niñez de Valparaíso era sus tendederos, esas cuerdas tiradas de una ventana a otra sobre las que se ponen a secar toallas de todos colores, poleras, pantalones e incluso ropa interior, quizás porque siempre viví en casas con patio y era en este donde se tendía la ropa lejos de la mirada curiosa y algunos caso indiscreta de los vecinos.
Pero los tendederos más que una solución práctica a la falta de espacios interiores tienen mucho que ver con los procesos sociales vividos tanto en Valparaíso como en muchas otras urbes desde la revolución industrial a la fecha.
Fueron los campesinos trasplantados a la ciudad y los centenares de inmigrantes en su mayoría europeos llegados a lo que a finales del siglo XIX era la urbe más pujante del Pacífico sur los que en pro de sus sueños debieron sacrificar espacio e intimidad viviendo hacinados en antiguos edificios que fueron conocidos como cités (derivado del término francés para citadino).
Los que alcanzaban a cumplir sus sueños de prosperidad eran rápidamente reemplazados en los cités por nuevas oleadas de inmigrantes nacionales y extranjeros. Mi padre fue uno de ellos, llegado a Valparaíso tras huir del duro trabajo en las minas de carbón del sur de Chile.
Que paradojal es que él durante años haya tenido que colgar sus calzoncillos a vista y paciencia de sus vecinos para que años más tarde yo y mi madre pudiéramos mantenerlos lejos de miradas ajenas en el patio de la casa que compró.
domingo, 20 de febrero de 2011
El Tendedero
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3 comentarios:
Hace años fue por primera vez a Lisboa... me llamó la atención las cuerdas tendidas llenas de ropa. Se puede conocer tanto de tantas personas por la ropa que cuelgan...
Besicos
Y que no se te caiga la ropa interior al piso de abajo, o a patios de luces comunitarios. Por suerte, no es mi caso, y que vivo en una vivienda unifamiliar aislada, pero sí, es verdad eso que dices. Nuestra sociedad rechaza toda muestra de intimidad a desconocidos, y la ropa, más la interior que la exterior, forma parte de eso.
Un abrazo.
Como dice Belén, los tendederos nos dan una imagen muy clara de quien vive detrás de esas ventanas y balcones.
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