Como la mayoría de las comunidades indígenas sudamericanas los mapuches, pueblo originario que habita el sur de Chile y Argentina, celebran el solsticio invernal como el punto de partida de un nuevo año, cuestión que podría parecer a simple vista contradictoria porque la fecha marca el punto culmine en términos de las inclemencias meteorológicas y quedando aún por delante los meses más duros del invierno. Pero nuestros pueblos ancestrales no lo ven así, para ellos ya ha tenido lugar la noche más larga y de ese instante en adelante, a pesar del frío, cada día será más luminoso que el anterior.
En la cosmovisión mapuche “Antu” (el sol) hace meses inició un viaje alejándose del mundo de los hombres hasta escuchar el llamado del “Mapu” (la tierra) que tiene lugar durante el solsticio, es entonces cuando el astro rey inicia su marcha de regreso trayendo consigo al “Picúnmapu”, “Puelmapu”, “Huilmapu” y “Lafkenmapu”, los cuatro vientos, lo que hará que en las próximas semanas y meses abunden las lluvias que prepararán los campos para la siembra y luego la cercanía de Antu hará brotar semillas y frutos así como recibirá el nacimiento de corderos, potrillos y polluelos.
Pero si bien el Wetripantu, o nacimiento del nuevo sol, es en sí una fiesta el cómo se lleva a cabo dista bastante de lo que en nuestra cultura occidental consideramos como una celebración. Acá no existe el alcohol en abundancia, el confeti y la música pachanguera, sino que se trata más bien de una íntima reunión al calor del fuego con la familia y los amigos más cercanos en donde usualmente los extraños no son bienvenidos pues consideran esta una instancia sagrada. ¿Porqué se me permitió participar de la ceremonia? Supongo que un par de horas de caminata bajo una lluvia inclemente fue prueba suficiente de mi respeto por sus tradiciones, además imagino que en esas circunstancias se les hacía difícil enviarme de vuelta por el mismo camino.
Adentrada la noche la comunidad se reúne al interior de la “Ruka”, vivienda tradicional hecha de madera y techada con paja, todos rodean el fogón central mientras se bebe yerba mate en abundancia acompañado de tortillas de harina y carne ahumada. En una organización netamente patriarcal le corresponde al lonko, el más anciano y líder del clan, revivir uno a uno los relatos aprendidos de sus ancestros donde se narra la cosmovisión de su pueblo, el significado de sus nombres y apellidos, las hazañas de sus héroes, además de discutir los desafíos de los tiempos modernos, todo ello seguido ávidamente por los más jóvenes y en especial por los niños, y es que el Wetripantu consiste por sobre todo en traspasar sus saberes a las nuevas generaciones.
Poco antes del alba la comunidad hace sonar sus instrumentos y grita celebrando la llegada del nuevo sol, luego danza en círculos alrededor del Rehue (el tótem familiar) al compás del Kultrún, su tambor ceremonial, para después agradecer a los cuatro vientos y elevar plegarias pidiendo las bendiciones de Chau Ngüenechen, el dios creador y protector del pueblo mapuche. Finalmente todos marchan hacia el curso de agua más próximo donde lavan profusamente su cuerpo despojándose así de las enfermedades y energías negativas del año que termina a la vez que renuevan su “Newen” (fuerza).
Esta foto quizás represente en propiedad lo que es el Wetripantu: el fogón en torno al cual se reúne la familia, el tambor ceremonial que dirige sus danzas, y un niño mapuche aprendiendo las hermosas historias contadas por su abuelo.
En la cosmovisión mapuche “Antu” (el sol) hace meses inició un viaje alejándose del mundo de los hombres hasta escuchar el llamado del “Mapu” (la tierra) que tiene lugar durante el solsticio, es entonces cuando el astro rey inicia su marcha de regreso trayendo consigo al “Picúnmapu”, “Puelmapu”, “Huilmapu” y “Lafkenmapu”, los cuatro vientos, lo que hará que en las próximas semanas y meses abunden las lluvias que prepararán los campos para la siembra y luego la cercanía de Antu hará brotar semillas y frutos así como recibirá el nacimiento de corderos, potrillos y polluelos.
Pero si bien el Wetripantu, o nacimiento del nuevo sol, es en sí una fiesta el cómo se lleva a cabo dista bastante de lo que en nuestra cultura occidental consideramos como una celebración. Acá no existe el alcohol en abundancia, el confeti y la música pachanguera, sino que se trata más bien de una íntima reunión al calor del fuego con la familia y los amigos más cercanos en donde usualmente los extraños no son bienvenidos pues consideran esta una instancia sagrada. ¿Porqué se me permitió participar de la ceremonia? Supongo que un par de horas de caminata bajo una lluvia inclemente fue prueba suficiente de mi respeto por sus tradiciones, además imagino que en esas circunstancias se les hacía difícil enviarme de vuelta por el mismo camino.
Adentrada la noche la comunidad se reúne al interior de la “Ruka”, vivienda tradicional hecha de madera y techada con paja, todos rodean el fogón central mientras se bebe yerba mate en abundancia acompañado de tortillas de harina y carne ahumada. En una organización netamente patriarcal le corresponde al lonko, el más anciano y líder del clan, revivir uno a uno los relatos aprendidos de sus ancestros donde se narra la cosmovisión de su pueblo, el significado de sus nombres y apellidos, las hazañas de sus héroes, además de discutir los desafíos de los tiempos modernos, todo ello seguido ávidamente por los más jóvenes y en especial por los niños, y es que el Wetripantu consiste por sobre todo en traspasar sus saberes a las nuevas generaciones.
Poco antes del alba la comunidad hace sonar sus instrumentos y grita celebrando la llegada del nuevo sol, luego danza en círculos alrededor del Rehue (el tótem familiar) al compás del Kultrún, su tambor ceremonial, para después agradecer a los cuatro vientos y elevar plegarias pidiendo las bendiciones de Chau Ngüenechen, el dios creador y protector del pueblo mapuche. Finalmente todos marchan hacia el curso de agua más próximo donde lavan profusamente su cuerpo despojándose así de las enfermedades y energías negativas del año que termina a la vez que renuevan su “Newen” (fuerza).
Esta foto quizás represente en propiedad lo que es el Wetripantu: el fogón en torno al cual se reúne la familia, el tambor ceremonial que dirige sus danzas, y un niño mapuche aprendiendo las hermosas historias contadas por su abuelo.
17 comentarios:
El otro día vi en un programa sobre todo eso, y la verdad prefiero mantenerme al margen del tema y no opinar mucho, pero esta interesante todo lo que dices besitos
Es al principio del invierno o finales del otoño cuando los días son más cortos. En ese sentido, es lógica esa celebración y es lógico considerar el solsticio de invierno como el final de un año y el inicio del otro.
Deberíamos aprender más de todas las comunidades indígenas y de su relación con la tierra, con la Naturaleza. El conocimiento conduce al respeto. Qué lástima que se vaya perdiendo uno y otro.
Besos
Ah, olvidaba comentar que debió ser fascinante para ti porder participar en esa celebración.
Interesantes las vivencias de cada comunidad, donde seguro se encuentran miles de historias. Abrazos
Una compañera de trabajo es argentina... y bautizó a su kefir como mapuche... qué entrada más bonita!!!
(Se lo enseñaré)
Besicos
Una interesante experiencia para vos. Desde lo personal creo que debemos ser respetuosos de sus rituales, siempre como simple espectadores. Pretender algo más me lleva a un extraño desconcierto. Por ejemplo el de ver aqui en Las Grutas, lugar turístico, tantas casas, departamentos, complejos, todo muy bonito cerradas (salvo 2 meses de verano), con nombres mapuche tallados en hermosos carteles. Me gustaría saber si quienes las habitan sólo esos dos meses comprenden la cosmovisión del pueblo mapuche. Si saben de sus desalojos y luchas actuales. O si las nombran así sólo porque les suena bonito. Hay algo que no me cierra. No sé.
Me gustó tu post. Contar historias junto al fuego es uno de los más cálidos aprendizajes que puedo imaginar.
Un abrazo
Que mágica experiencia, siempre que voy al sur me llama tanto la atención las costumbres y cuando puedo me pongo a conversar con alguna indiesita de la zona. Hubo un tiempo que me lleve en la Biblioteca Nacional, cuando no estaba esto del internet, averiguando y estudiando la lengua mapuche, me encantan sus significados, creo que hasta un diccionario tengo por ahi. En todo caso lindo que te hayan dejado quedarte, porque son bastante díficiles a veces, y lo digo por experiencia, besitos linda y buena semana.
Como siempre aprendo contigo, me entretengo y tu facilidad de pluma me atrae con tus entradas...
Esta entrada está entre lo sagrado y solemne...sinceramente!!
Dios, la vida y el Universo te dieron la oportunidad de tener esta extraordinaria experiencia.. pocos la tienen, porque lo sé!
TE siento un Ser maravilloso...
tu alma reluce...;-)
Una brazo Luis!
saludos,
Ali
Deberíamos aprender de nuestros pueblos originarios el respeto por los ancianos que son en definitiva los más sabios , quienes pueden enseñar a los más jovenes lo vivido y aprendido a su vez de sus ancestros.
Lamenablemente esto se va perdiendo y es un patrimonio cultural que en algunos países -como el mío- cada vez más inexistente.
Hermosa la imagen que lograste y felíz de tí por haber podido participar de este ritual sagrado. Felicitaciones por este hermoso post.
Besos para vos. Ah! me encantó la foto de tu perfil
REM
un placer siempre el leerte con tu calidad despojada de convencionalismos, un abrazo
Gracias en general por los comentarios. Puntualmente en tu caso Rembrandt creéme que lograr la tonalidad que deseaba fue todo un trabajo y aunque no me gusta ser autoreferente y me gusta más fotografiar otros sujetos que a mi mismo quedé muy conforme con el resultado
...me ha gustado tu blog.... me hizo reflexionar... te dejo un beso desde el otro lado
Un privilegio participar de esa ceremonia, tan plena en símbologìa. Me da gusto encontrar artículos como éste. El conocimiento de las ricas tradiciones, involucra aprecio y respeto. Felicitaciones Luis!
Un fuerte Abrazo!
Yo sería del pueblo que festeja la entrada de cada día, no se si habrá alguno.
Un abrazo, y a mi también me gusta la foto de tu perfil
Me ha gustado tu texto fuera de lo comun nos hacen pensar textos como este... besos volando van para vos
Que interesante seria aprender de las culturas pero aveces nos mantenemos ajenos a todo... creo y estoy segura que aprenderia mucho mas de todo lo que ellos pudieran entregarnos.. me imagino que hay mucho que podriamos escribir de ellos mismos estar ahi.. sentir y vivir unos segundos para ver kienes son... un beso...
Ledeska
Hermosa entrada, siento profundo respeto por nuestros pueblos de origen; quise hace unos años atrás aprendere Mapudungum, nada fácil, es una lengua hermosa. Lo hice justamente para cuando viajara al sur poder tener un encuentro con personas de la comunidad y al menos saludarles en su idioma, pues sé el orgullo sincero que ellos sienten de sus raices nuestras raíces. Espero que siempre se mantenga la comunidad Mapuche con fuerza y no los perdamos.
Un gran abrazo. Anouna
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