martes, 10 de agosto de 2010

Paradigma

De tanto en tanto las guías de autoayuda, los libros de marketing o los seminarios de administración de recursos humanos ponen de moda alguna palabra o término, siempre algo rebuscado, que a poco andar comienza a ser usado por medio mundo incluso sin conocer a cabalidad su significado. Entre las destacadas de los últimos años están: reingeniería, inteligencia emocional, resiliscencia, proactividad, empoderamiento, por nombrar algunas. Una de los que encuentro notable es el archi usado y un tanto abstracto término “paradigma”.
Según la psicología un paradigma es “una idea, pensamiento o creencias que se aceptan como verdaderas o falsas sin ponerlas a prueba de un nuevo análisis”. Excelente definición pero sigue siendo un tanto difícil de entender. Pasó bastante tiempo hasta que un conocido pudo explicarme con un ejemplo concreto que era en realidad un paradigma y es aquí donde el protagonista de la fotografía pasa a ser relevante.
La técnica usada para domesticar y entrenar a los elefantes puede resultar a simple vista un tanto tragicómica. Cuando estos son pequeños y apenas han sido destetados de sus madres los adiestradores atan una de sus patas con una gruesa cadena de hierro anclada en un poste de acero enterrado en concreto. En los siguientes días, semanas y meses el elefantillo intenta repetida e inútilmente liberar su pata hasta que en algún momento termina por aceptar que aquello es imposible. Desde ese instante en adelante para controlar al animal al adiestrador le basta sujetar una de sus patas con una sencilla y delgada cuerda atada a una pequeña estaca de madera. El elefante nunca alcanza a comprender que sus fuerzas han aumentado y que con tan solo un movimiento podría liberarse de sus ataduras, él solo entiende que una de sus patas se encuentra atada y que no importa lo que haga nunca podrá liberarla. El animal se encuentra preso de un paradigma.
Me he dado al trabajo de tomar conciencia de cuáles son mis paradigmas en la esperanza de que una vez que los tenga identificados pueda romper con ellos. Quizás en la vida no existen los límites.

10 comentarios:

Ana dijo...

Los próceres de bronce, los dogmas religiosos, las creencias individuales, aprendizajes grabados como una impronta, la soga que nos ata al poste. Luego, parecería, el desafío es desaprender lo aprehendido y disfrutarlo desde otro lugar. Todo un camino.
Lo triste es no haber tenido nada que aprender, entonces la propia vida no tiene ningún valor y cualquier via de escape es válida.
Me gusta reflexionar a tu lado.
Un abrazo.

Anouna dijo...

Coincido contigo en que la palabras que surgen para denotar algo simple, las hacen rebuscadas, quizá para que al pronunciarlas suenen más llamativas, como si una enciclopedia saliera de los labios; pero tal como dices ¿Quién puede realmente saber y comprender una enciclopedia completa? Ja!

En todo caso la palabra Paradigma me agrada como suena, al igual su definición, creo que da justo para expresar aquellas cosas que son y no son como si fueran. La historia del elefante la conocía, creo que es un buen ejemplo para demostrar lo que paradigma significa. Pienso, en las muchas formas que tenemos para autoengañarnos o engañar al resto por un fin que "parece" correcto y hasta bello. La vida tiene un borde, pero nos gusta más pensar que es ilimitada y es posible que hasta lo sea, no sé, un día lo sabremos.

Gracias por pasar por mi blog, eres muy bienvenido. Me gusta mucho la fotografía, las; estaré visitándote. La semana pasada estuve en Valparaíso junto a un grupo de poetas y escritoras, que bello es esa ciudad, no me cansa admirarla.

Un abrazo, Anouna

Alís dijo...

Es como una terapia pasar a leerte, pero una terapia de choque.
Me encanta el modo en que explicas qué es un paradigma y me queda como la sensación que debo buscar los míos para, como tú dices, romper con ellos. Y sin embargo me invade también el vértigo por el temor a encontrar demasiados y darme cuenta de cuántos años me he sentido atada sin estarlo...
Aunque mejor soltarse ahora que nunca ¿verdad?

Magnífico texto, Luis

Besos

Susana Peiró dijo...

Bueno Luis, en mi caso nada sabía de esa técnica para domesticar y entrenar elefantes. Mucho para reflexionar a partir de esa gruesa y temprana cadena...

Los límites...probablemente no existan. Hay que averiguarlo.

Un Abrazo!

Belén dijo...

Ese ejemplo lo leí en un libro de Coehlo o alguno de esos, no sabría decirte cual... y la verdad es que es buen ejemplo pero yo siempre digo que no sabes quién te ata la pierna, si es externo si que podrás romperlo sin problemas, ahora, como seas tu la que lo ata... la cosa es un pelín más complicada...

Besicos

Ledeska dijo...

Hola Luis interesante leerte te dejo saludos mil y que tengas lindo dia...

Ledeska

Patricia González Palacios dijo...

Hola mi querido Luis, algo más que aprender, lástima que a veces uno tenga que estar atado para poder aprender algo. Acá , no sé si en todas partes será igual, pero las palabras de modas caen a veces en la rídicules de muchos que no saben ni de que hablan, será la falta de vocabulario, sinónimos, no me cabe duda que nuestro diccionario nacional se ha transformado y reducido a la mínima expresión.
Un tierno elefante el de la foto, como todos, me encantan, besitos y que cada día te liberes un poco más de tus cadenas,

Ursula dijo...

Luís...

ah los paradigmas de la vida!!! ese sí que es un tema que da para mucho... porque a pesar de no ser elefantes nos inventamos nuestras propias cadenas... en el amor: la distancia... la edad... en fin... tangos miedos por soltar no???
gracias amigo querido... tus post son como cosquillitas para el alma... un sacudimiento y a decir verdad... dan ganas de soltarnos y volar...!!!!

hermosos días!!!

beso!!!

pepa mas gisbert dijo...

Paradigma es una palabra que aquí se conoce bien porque estamos rodeados de historias como las de tu elefante.

Camila dijo...

Estamos sujetos a nuestras propias cadenas y de algunas no deseamos soltarnos. Deshacer los paradigmas que nos aprisionan nos haría más libres, pero la libertad es una responsabilidad que no siempre se desea realmente.

Me gustaba leerte. Me gusta lo que he leído.

Un beso.