De seguro el nombre de Piñihuil no debe tener ningún significado para buena parte de quienes lean esto más allá de ser uno de esas palabras propias de las lenguas aborígenes sudamericanas imposibles de pronunciar para los anglos parlantes.
Lo cierto es que Piñihuil es el nombre dado en lengua mapuche huilliche a un conjunto de islotes ubicados frente a una pequeña playa en la costa occidental de la isla de Chiloé, zona que ha sido declarada Monumento Natural por ser uno de los pocos lugares en el mundo donde nidifican juntos pingüinos de Humboldt y de Magallanes, de hecho es uno de los puntos más septentrionales donde es posible encontrar a estos últimos. El lugar se ha transformado en visita obligada para amantes de la naturaleza ya que además de la inmensa población de pájaros niños también es posible contemplar buen número de albatros de cuello rojo y gaviotines; junto a las aves abundan los “chungungos”, suerte de nutria de mar, y no es extraño poder observar delfines australes saltando asomándose entre el oleaje, incluso de tanto en tanto es posible ver alguna familia de ballenas jorobadas avanzar por el horizonte marino.
Una década atrás Piñihuil era sólo una remota caleta de pescadores artesanales en las costas del Océano Pacífico a la que tan solo era posible acceder luego de un par de horas de camino en vehículos 4WD. Con la llegada de los primeros turistas ecológicos, la declaración de la zona como Monumento Natural con el consecuente arribo de los guarda parques y el asesoramiento de una que otra ONG, los pescadores optaron por abandonar sus redes montar un par de restaurantes en medio de los roqueríos, agregar cierta infraestructura hotelera básica y usar sus botes para acercar a los visitantes del lugar a los islotes donde la fauna marina reina en todo su esplendor, demostrando que la preservación ecológica puede ser una actividad económica altamente sustentable.
Por experiencia propia les puedo decir que el lugar es sencillamente maravilloso, repleto de extasiante vida salvaje, un verdadero paraíso para amantes de la naturaleza y la fotografía.
Mientras caminaba por la playa esperando mí turno para embarcarme rumbo a los islotes me acerqué a un guarda parques para hacerle ciertas consultas, el funcionario me respondió de forma bastante áspera pero inmediatamente se devolvió a pedirme disculpas por su actitud. Me explicó que se encontraba mal humorado porque pocos minutos antes había tenido que llamar la atención a un grupo de niños venidos de la zona central del país que a vista y paciencia de sus padres estaban arrojando piedras desde los acantilados a los pingüinos instalados en un islote próximo.
En medio de la hermosura del lugar y pensado en lo que me comentó el guarda parque me pregunté ¿Quién mierda recorre más de mil kilómetros en carretera, cruza en transbordador a la isla de Chiloé, avanza hasta la zona costera por un camino que hace parecer a las rutas del rally Dakar como un paseo de fin de semana, paga su entrada a un Santuario de la Naturaleza, y se interna en medio de filosos acantilados tan sólo para permitir que sus malcriados hijos le arrojen piedras a un nido de pingüinos?..... Y se supone que hemos evolucionado.
Lo cierto es que Piñihuil es el nombre dado en lengua mapuche huilliche a un conjunto de islotes ubicados frente a una pequeña playa en la costa occidental de la isla de Chiloé, zona que ha sido declarada Monumento Natural por ser uno de los pocos lugares en el mundo donde nidifican juntos pingüinos de Humboldt y de Magallanes, de hecho es uno de los puntos más septentrionales donde es posible encontrar a estos últimos. El lugar se ha transformado en visita obligada para amantes de la naturaleza ya que además de la inmensa población de pájaros niños también es posible contemplar buen número de albatros de cuello rojo y gaviotines; junto a las aves abundan los “chungungos”, suerte de nutria de mar, y no es extraño poder observar delfines australes saltando asomándose entre el oleaje, incluso de tanto en tanto es posible ver alguna familia de ballenas jorobadas avanzar por el horizonte marino.
Una década atrás Piñihuil era sólo una remota caleta de pescadores artesanales en las costas del Océano Pacífico a la que tan solo era posible acceder luego de un par de horas de camino en vehículos 4WD. Con la llegada de los primeros turistas ecológicos, la declaración de la zona como Monumento Natural con el consecuente arribo de los guarda parques y el asesoramiento de una que otra ONG, los pescadores optaron por abandonar sus redes montar un par de restaurantes en medio de los roqueríos, agregar cierta infraestructura hotelera básica y usar sus botes para acercar a los visitantes del lugar a los islotes donde la fauna marina reina en todo su esplendor, demostrando que la preservación ecológica puede ser una actividad económica altamente sustentable.
Por experiencia propia les puedo decir que el lugar es sencillamente maravilloso, repleto de extasiante vida salvaje, un verdadero paraíso para amantes de la naturaleza y la fotografía.
Mientras caminaba por la playa esperando mí turno para embarcarme rumbo a los islotes me acerqué a un guarda parques para hacerle ciertas consultas, el funcionario me respondió de forma bastante áspera pero inmediatamente se devolvió a pedirme disculpas por su actitud. Me explicó que se encontraba mal humorado porque pocos minutos antes había tenido que llamar la atención a un grupo de niños venidos de la zona central del país que a vista y paciencia de sus padres estaban arrojando piedras desde los acantilados a los pingüinos instalados en un islote próximo.
En medio de la hermosura del lugar y pensado en lo que me comentó el guarda parque me pregunté ¿Quién mierda recorre más de mil kilómetros en carretera, cruza en transbordador a la isla de Chiloé, avanza hasta la zona costera por un camino que hace parecer a las rutas del rally Dakar como un paseo de fin de semana, paga su entrada a un Santuario de la Naturaleza, y se interna en medio de filosos acantilados tan sólo para permitir que sus malcriados hijos le arrojen piedras a un nido de pingüinos?..... Y se supone que hemos evolucionado.
8 comentarios:
lamentablemente creo que la especie a la que pertenecemos no cambia solo se domestica y no lo hacemos todos al mismo tiempo,
un abrazo
Cuando ves en la playa, cerca de las dunas, unos huevos de ostreros aplastados por la huella de un cuatriciclo y parás al próximo para sacarte un poco el asco de encima, te das cuenta que no tienen ni idea de aquello que intentás decirle. De tus pretensiones. Ellos estan de vacaciones, no los jodas. Esperaron todo el año para alquilar uno y divertirse. No le importa otra cosa.
Educación, información, concientización. Reglas claras.Determinar qué tipo de turismo queremos.
Mientras tanto... invitarlos a retirarse del lugar a esa familia por ejemplo. El lugar no necesita gente así, ni la permite. Y que ellos se hagan cargo de la conducta de sus niños.
Entiendo que el respeto será lo único que servirá para apostar a proyectos diferentes, a un turismo diferente.
Luis...
la conducta de los niños nos refleja como sociedad... y duele... porque en esas conductas encontramos la falta de amor... de cuidado... de solidaridad que tienen los adultos hacia ellos mismos... seguramente ni se enteraron de lo que hacian sus hijos y si lo hicieron... que más dá es juego de niños... así estamos...
Sin embargo amigo querido... aún siguen latiendo corazones como el tuyo... y como los que amamos y defendemos la naturaleza... gracias por este post que muestra ambos extremos!!
hermosos días Luis!!!
felices pascuas!!!
beso!!!
Desgraciadsamente para todos, ser humano no es sinónimo de civilizado, de racional, de solidario, de...
En fin, que conforme iba leyendo el final me daban ganas de estrangular niños. O mejor dicho, padres imbéciles.
Grrr...
Siempre he pensado que YO estaría dispuesta a NO disfrutar ni ver ciertas cosas, con tal de que las futuras generaciones, suponiéndolas más inteligentes y por tanto más protectoras de la naturaleza, las pudieran conservar.
No entiendo a estos ricachos, esnobs, qué sólo entienden que su dinero lo paga todo!
:(
Me pone malita el tema...
Un beso
Lala
En estos últimos tiempos tengo la terrible sensación que vamos camino a la involución.
La mirada insensible, faltos de sangre, nos importa más tener un celular última generación que quedarnos suspendidos en el vuelo de un pájaro.
Beso enorme Luis, bella pascua.
M.
Que rabia!!!!... No sé cómo hay personas así en el mundo, se supone que nosotros: "Especie evolucionada" deberiamos proteger a las otras especies, pero acá andamos en el planeta matando animales para hacer chaquetones ( si la lana huele mejor, es lavable y calienta mucho más), matando especies protegidas para manjares ( si toda la comida acaba en el intestino, da lo mismo lo que comamos)....no sé Luis, pero este mundo ni lo entiendo y ni me gusta.
Besitos.
"Y se supone que hemos evolucionado."
Creo que la evolución, conceptualmente, no puede ser considerada en términos absolutos.
Hemos evolucionado, sin duda, en numerosos aspectos. No hemos evolucionado nada, en otros tantos. Y, por cierto, como dijo MaLena Ezcurra en un comentario de más arriba, hemos (lamentablemente) involucionado en otros.
Se trata más bien de poner el ojo en determinados aspectos en donde nos comportamos como (o peor que) animales. El humano tiene como virtud el equilibrio porque es un bien difícil de alcanzar para la humanidad.
Un texto muy interesante y que invita a la reflexión; sano ejercicio.
Un fuerte abrazo,
Kutxi.
Como creo dijo alguien, hemos evolucionado si, pero no se sabe hacía donde.
Que hermosas algunas palabras y su sonido. Me encantaría escucharlas, sin duda.
Un abrazo
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