Después de cierta lejanía provocada por cierta falta de tiempo me reintegro a la blogósfera con esta fotografía de un tiuque, ave rapaz de pequeño tamaño que habita buena parte de los campos de Chile, tomada en lo alto del Cerro el Ñielol, especie de reserva natural ubicada en el corazón de la contaminada ciudad de Temuco en el sur de nuestro país.
Eran las 15:00 horas de uno de los días más calurosos del verano recién pasado, había terminado los asuntos laborales que me habían llevado a Temuco y aún faltaban siete horas para tomar el avión que me traería de regreso a Santiago. Entre tomar café y leer revistas en el pequeño aeropuerto o pasear por la ciudad soportando los cuarenta grados a la sombra preferí visitar el Monumento Natural Cierro Ñielol y disfrutar de la sombra de sus antiguos ulmos y robles.
Fue estando cerca de la cima que de improviso en medio de la arboleda divisé al protagonista de la fotografía, un ave bastante tímida que normalmente se debe fotografiar a unos cincuenta metros de distancia pero que en esta ocasión se encontraba a unos pocos pasos de donde yo estaba pareciendo disfrutar su rol de modelo.
Cerca de donde estaba jugaban un par de niños y quizás recordando que mi hijo es un amante de la naturaleza les señalé a los chicuelos el ave oculta entre el follaje. Claro que mi hijo tiene diecisiete años y cierta dosis de madurez y estos muchachines no superaban los cinco y al ver al tiuque no encontraron nada mejor que hacerlo huir a pedradas.
Más que molestarme con los pequeños me quedé preguntando si acaso no será que los seres humanos somos instintivamente destructivos y tan solo con el paso de los años aprendemos a apreciar las cosas bellas. Quizás eso es la madurez: encontrar algo bello y sencillamente disfrutarlo mientras está frente a nosotros, poco importa que en algún momento vuele lejos, lo importante es que nosotros no lo hagamos huir aunque en ocasiones sintamos el irrefrenable deseo de arrojarle una pedrada.
7 comentarios:
El cierre, tu reflexión ... una maravilla.
Hola querido Luis, qué gusto leerte nuevamente ;-)
Preciosa toma, lástima el susto que debe haber sentido el pobre con las pedradas....
Discrepo que podamos ser destructivos...más creo en la educación ....que es esa que se recibe en casa,lo otro es instrucción sino, observa a tu hijo...;-)
Te dejo una brazo grande y feliz saber de ti...
Ali
he vuelto para decirte que está muy entretenido tu blog....felicidades!!
un beso
Ali
se puede admirar y gozar lo que se conoce bello, mientras tanto seguimos siendo la especie predadora por excelencia en la ignorancia del dolor, un abrazo
Que bueno tenerte de vuelta, como te dije se te extrañaba. Un ave preciosa, yo disfruto inmensamente de los pájaros y de la naturaleza, yo creo que más allá de lo que el ser humano es, la sensibilidad es algo que no todos tienen y que de alguna forma también se aprende, como digo yo "se aprende a ver más allá", por lo menos con uno de mis hijos lo he logrado, tal vez el otro también lo ve , pero lo manifiesta poco. En todo caso el sur es una maravilla, linda semana y no te pierdas.
Bien hallado. Abrazos.
Ando alejada también algo de la blogosfera pero siempre encuentro tiempo para pasar por tu casa y disfrutar de esas palabras desconocidas y hermosas. Hoy tiuque.
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