miércoles, 15 de septiembre de 2010

Rumbo a la Niñez

Hace algunas semanas en un programa de televisión escuche a un reconocido sibarita y somellier decir que: “los veinteañeros no beben vino porque sencillamente no saben lo que es bueno, en tanto los treintones comienzan a beberlo porque creen que es bueno, sin embargo ya en los cuarenta saboreas el vino porque de frentón ya sabes lo que es bueno”. Más allá de las consideraciones enológicas de un tiempo a esta parte he prestado particular atención a todas aquellas frases que presentan a los cuarentas como la mejor edad de la vida. De seguro debe ser porque en dos años más, a menos que los mayas tengan razón, cumpliré mi cuarta década.
Por otra parte la imagen que encabeza esta entrada, luego de ser retocada con más de un software de edición fotográfica, me recuerda aquellas viejas fotos sacadas por mi madre cuando yo era un niño y que de tanto en tanto revisito en los varios álbumes guardados en el ático sumergiéndome en los recuerdos de casi olvidados cumpleaños, paseos por la playa e interminables tardes de juego en el campo de mis abuelos.
El punto que une ambos pensamientos anteriores es que si bien estoy de acuerdo con que lo cuarentas pueden ser los mejores años por vivir, mal que mal ya se han dejado atrás buena parte de las inseguridades juveniles, se tiene una visión más centrada y equilibrada de quien realmente es uno mismo, se ha aprendido a perdonar y a perdonarse, pero a la vez aún se tiene el tiempo suficiente para enmendar el camino de ser necesario, aún hay fuerzas para subir una montaña y todavía queda mucho por descubrir; y aunque en muchos aspectos me siento más maduro, más confiado y más seguro de mi mismo, hay una parte muy en lo profundo que no quiere dejar de sentirse un niño.
No quiero dejar de silbar mientras camino con las manos en los bolsillos, no quiero dejar de dormirme sobre la alfombra cuando alguien acaricia mi cabeza, no quiero dejar de acostarme con los calcetines puestos para después sacármelos con los dedos de los pies, y por sobre todo no quiero dejar de preguntarme a cada instante ¿Por qué?

10 comentarios:

Belén dijo...

Pues yo soy de las que no les gusta el vino...

Besicos

Alís dijo...

Qué suerte tienes que aún te faltan dos años para cumplir los cuarenta. Yo llevo dos años, casi tres, intentando asumir que ya entré en esa década. En parte, ¿sabes por qué? Porque no cambia nada, seguirás silbando, quitándote los calcetines después de acostado y preguntándote por qué. Intuyo que los por qué no desaparecen nunca.

Besos

PD. ¿Has estado de cumpleaños estos días?

Ana dijo...

Posiblemente mañana te tocará vivir lo que hoy escribes coimo expresión de deseo. Aunque tengas 30, 40 o 50 Con el paso del tiempo nos encontramos con la leve sospecha que ésto que vivimos alguna vez lo pedimos.

Que ninguna tormenta desvie tu rumbo a la niñez. Alli, seguro, alguien siempre te espera para decirte que te ama.
Un abrazo.

MaLena Ezcurra dijo...

Me maravillan tus pensamientos, la cadencia de tus palabras que fluyen como manso río.

La edad no es interesante, la pasión no depende de ella.


Te abrazo con aroma a malbec.


M.

Unknown dijo...

Luis sin dudas sos un rumbo constante, fresco, que me deleita en cada reflexión aunque en esta particularmente solo deseo aferrarme al niño que se quedo hace tanto tiempo que hoy más que nunca necesito me vuelva a recorrer, un abrazo

pepa mas gisbert dijo...

Pero, esas cosas que dices no estan reñidas con la sensatez. Es precisamente el sentido común el que nos dice que debemos gozar de esos pequeños placeres para que no nos devore la angustia.

Camila dijo...

Cuando entramos en una nueva década pensamos que será la mejor de nuestras vidas. Pero no importan los años que tenemos sino lo que aprendemos en ellos. Los cincuenta pueden ser los mejores (creo yo). Ya no hay competición, ni dudas, ni dedicación constante a los demás y a alcanzar las metas. Si no llegaste a esa edad más vale asumirlo y si llegaste será mejor dedicarse ya a disfrutarlo. Cuidar la salud y no perder la ilusión y desde luego que nunca se nos muera el niño que llevamos dentro. Ese niño es el que nos mantiene siempre abiertos a la alegría de vivir.

Saludos y besos.

Elena dijo...

Esa es la actitud, sí señor. Estoy segura de que vas a tener unos estupendos 40.

LEDESKA dijo...

Seran los mejores Luis.. edad donde hasta las miradas maduran.. las manos ya reposaran de tanta cosa aprendida... los labios seran sabios.. los dias se tomaran sin prisas... espero estes pasando unas felices fiestas compatriota...

Ledeska

Alimontero dijo...

Querido compatriota, disfruto leyéndote, es como estar sentada ahi junto a tí escuchándote....;-)

Tambien soy de las que piensan que la edad es algo irrelevante para los sueños... ojalá mantengamos siempre presente "al niño/niña" que nos habita...nos recuerda la pureza de lo que originalmente somos....;-)

"Los niños no son el futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño". Milan Kundera- escritor sueco

Un gran abrazo y ojalá lo estés pasando tan bien, como yo....,-)

ali