Una de las maravillas que se nos regala cotidianamente son los cambios de temporada, cuestión que fue magníficamente expuesta por el genio de Vivaldi en su obra “Las Cuatro Estaciones”, una de las cumbres del barroco. “Presto” para el verano, “Adagio” para el otoño, “Allegro Non Molto” para el invierno y “Allegro Vivace” para la primavera.
Si la tarea me hubiera sido encomendada, cual DJ estacional, hubiera programado “A Hard Day’s Night” de The Beatles para el verano, “Everyday Is Like a Sunday” de Morrisey para el otoño, “Uninvited” de Alanis Morissette para el invierno y “Beautiful Day” de U2 para la primavera.
Pero lo mío es la fotografía, los colores, las sombras y las imágenes. Entonces el verano se me mueve entre todos los matices del naranja hasta el rojo sandía, infinidad de atardeceres junto al mar, trigales y frutos maduros; el otoño me va entre el ocre y el dorado, la luz pálida del sol a media tarde, las hojas de los árboles mecidas por la brisa y las gotas de la primera lluvia tras los cristales; el invierno me resulta en blanco y negro, no por ello menos cautivante, la noche eterna, las nevadas cumbres de Los Andes y la furia del Pacífico azotando la costanera; pero la primavera me es completamente radiante y multicolor, niños jugando en las calles y cometas al viento, es entonces que no me resisto a levantarme temprano e ir a capturar imágenes de las coloridas casas del Cerro Alegre en el corazón de Valparaíso iluminadas por el sol matutino.
Si la tarea me hubiera sido encomendada, cual DJ estacional, hubiera programado “A Hard Day’s Night” de The Beatles para el verano, “Everyday Is Like a Sunday” de Morrisey para el otoño, “Uninvited” de Alanis Morissette para el invierno y “Beautiful Day” de U2 para la primavera.
Pero lo mío es la fotografía, los colores, las sombras y las imágenes. Entonces el verano se me mueve entre todos los matices del naranja hasta el rojo sandía, infinidad de atardeceres junto al mar, trigales y frutos maduros; el otoño me va entre el ocre y el dorado, la luz pálida del sol a media tarde, las hojas de los árboles mecidas por la brisa y las gotas de la primera lluvia tras los cristales; el invierno me resulta en blanco y negro, no por ello menos cautivante, la noche eterna, las nevadas cumbres de Los Andes y la furia del Pacífico azotando la costanera; pero la primavera me es completamente radiante y multicolor, niños jugando en las calles y cometas al viento, es entonces que no me resisto a levantarme temprano e ir a capturar imágenes de las coloridas casas del Cerro Alegre en el corazón de Valparaíso iluminadas por el sol matutino.
10 comentarios:
Muy linda la imagen multicolor y tempranera de estas viviendas. Abrazos
Qué bello juego has hecho con la música y los colores. Me gusta tu selección, igual que me gustan "Las cuatro estaciones" de Vivaldi.
Hablando de gustar, las coloridas fachadas del Cerro Alegre siempre me alegran el alma.
Besos
Me ha encantado eso de las cuatro canciones para las cuatro estaciones... y lo de los colores, pues tienes razón, lo malo es que dónde yo vivo los colores rojos ya se van difuminando...
Besicos
Amigo esta entrada tuya me huele a poesía por todos lados, un maravillosos relato que nos hace viajar por la música, los colores y el paisaje, me encantó, besitos.
Ja! Qué buena reseña musical!
Me encantan los colores de la imagen de esas callecitas de sube y baja de Valpa, una delicia.
Un abrazo compañero.
Que ecplosión de colorido y por ende, de vida.
Siempre me ha llamado la atención, de que manera vivimos los mismos colores pero con las estaciones cambiadas, como dice Belén, aquí están desapareciendo los tonos rojos.
Un saludo
No hace mucho leí lo siguiente.
Parece ser que la costumbre de pintar las fachadas de las casas de colores tan distintos de una casa a su vecina, es propia de los pueblos marineros y tiene su origen, en el hecho de que estos pintaban las casas con las pinturas que les sobraban al adecentar sus barcos. Curioso.
Esa foto inspira esta hermosisima... parece como de un pais lejano... y los colores estan muy bien distribuidos...
Ledeska
Luis, te echaba de menos.
La foto habla por los cuatro costados. Los colores de las casas,reflejan el sentido de sus habitantes.
Un abrazo,
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