Finalmente acabaron mis vacaciones y acá me encuentro de regreso. No puedo negar que fue un tiempo sencillamente exquisito en el que además de conocer lugares de una increíble belleza, gentes fascinantes, costumbres asombrosas y probar unos cuantos platos de comida fabulosos, también tuve la oportunidad de desconectarme por completo de la diaria rutina. Pero otro ingrediente que hizo este tiempo aún más especial fue el haber compartido una enorme cantidad de tiempo con mi hijo, no es que esto no lo haya hecho en viajes anteriores pero ahora me encontré conversando distendidamente con un muchacho mucho más maduro, más grande (y no me refiero a que ya me haya superado por un par de centímetros) sino que cada vez menos niño y más adulto.
Cada noche al regresar al hostal donde nos hospedábamos yo me dedicaba a revisar las fotografías del día, intercambiar experiencias con los otros huéspedes (todos de distintas nacionalidades lo que hacía la conversación, usualmente en spanglish, bastante interesante) y planificar a que lugares valdría la pena ir al día siguiente. Mi hijo en tanto tomaba su laptop y se dedicaba a componer música mediante un software que reemplaza un piano, esta música surgía de las melodías que inventaba durante el día mientras viajábamos de un lugar a otro, mientras navegábamos a alguna isla o mientras caminábamos entre el bosque.
Reconozco que en algunos aspectos soy un padre un tanto tradicionalista y me encantaría que mi retoño estudiara ingeniería, ciencias o cualquier carrera tradicional (entiéndase por ello las de fácil colocación y bien remuneradas), pero por primera vez me he planteado que quizás deba apoyarlo e incentivarlo a ingresar a un conservatorio o estudiar una maestría en música que es lo que realmente le entusiasma.
Les soy honesto, el tema me provoca ciertas aprensiones, ¿y si le cuesta encontrar un trabajo? ¿y si ese trabajo es mal remunerado? ¿y si nunca logra lo que llamamos estabilidad económica?, pero por otro lado su futuro no es eso: “su futuro” y no el mío y al parecer es lo que él desea, y si es un error no tiene acaso el derecho a equivocarse.
Hace un par de años en un viaje al Lago Titicaca en el altiplano andino tuve la oportunidad de conocer al pueblo de los Uros. Estos son una comunidad de indígenas que desde hace más de quinientos años habitan en isla artificiales hechas con totora que flotan sobre las aguas del lago, en otras palabras viven en verdaderas balsas de cien metros cuadrados tejidas con fibras vegetales. En estas islas/balsas tienen sus casas también hechas con totora, su colegio construido con totora en una isla de totora, navegan al cercano pueblo de Puno en canoas de totora a comprar mercaderías con el dinero que obtienen por la venta de sus artesanías hechas en totora y lo que reciben por las visitas de los turistas, incluso su dieta consiste principalmente en pescado atrapado con redes tejidas en totora y pulpa de la misma totora (que tiene un saber parecido al plátano).
Estando allí le pregunté a una mujer mientras le compraba algunas artesanías si era feliz en ese lugar o si preferiría vivir en una casa de material sólido en tierra firme. La mujer me contestó que no podría ser más feliz en otro lugar porque allí, en medio de las pantanosas aguas del Titicaca, crecía lo único que ella necesitaba: totora.
Quizás alimentarse de sus sueños sea lo único que mi hijo necesito en su futuro.
Cada noche al regresar al hostal donde nos hospedábamos yo me dedicaba a revisar las fotografías del día, intercambiar experiencias con los otros huéspedes (todos de distintas nacionalidades lo que hacía la conversación, usualmente en spanglish, bastante interesante) y planificar a que lugares valdría la pena ir al día siguiente. Mi hijo en tanto tomaba su laptop y se dedicaba a componer música mediante un software que reemplaza un piano, esta música surgía de las melodías que inventaba durante el día mientras viajábamos de un lugar a otro, mientras navegábamos a alguna isla o mientras caminábamos entre el bosque.
Reconozco que en algunos aspectos soy un padre un tanto tradicionalista y me encantaría que mi retoño estudiara ingeniería, ciencias o cualquier carrera tradicional (entiéndase por ello las de fácil colocación y bien remuneradas), pero por primera vez me he planteado que quizás deba apoyarlo e incentivarlo a ingresar a un conservatorio o estudiar una maestría en música que es lo que realmente le entusiasma.
Les soy honesto, el tema me provoca ciertas aprensiones, ¿y si le cuesta encontrar un trabajo? ¿y si ese trabajo es mal remunerado? ¿y si nunca logra lo que llamamos estabilidad económica?, pero por otro lado su futuro no es eso: “su futuro” y no el mío y al parecer es lo que él desea, y si es un error no tiene acaso el derecho a equivocarse.
Hace un par de años en un viaje al Lago Titicaca en el altiplano andino tuve la oportunidad de conocer al pueblo de los Uros. Estos son una comunidad de indígenas que desde hace más de quinientos años habitan en isla artificiales hechas con totora que flotan sobre las aguas del lago, en otras palabras viven en verdaderas balsas de cien metros cuadrados tejidas con fibras vegetales. En estas islas/balsas tienen sus casas también hechas con totora, su colegio construido con totora en una isla de totora, navegan al cercano pueblo de Puno en canoas de totora a comprar mercaderías con el dinero que obtienen por la venta de sus artesanías hechas en totora y lo que reciben por las visitas de los turistas, incluso su dieta consiste principalmente en pescado atrapado con redes tejidas en totora y pulpa de la misma totora (que tiene un saber parecido al plátano).
Estando allí le pregunté a una mujer mientras le compraba algunas artesanías si era feliz en ese lugar o si preferiría vivir en una casa de material sólido en tierra firme. La mujer me contestó que no podría ser más feliz en otro lugar porque allí, en medio de las pantanosas aguas del Titicaca, crecía lo único que ella necesitaba: totora.
Quizás alimentarse de sus sueños sea lo único que mi hijo necesito en su futuro.
15 comentarios:
Me alegro que estes de vuelta, renovado y con lindas imágenes en tu recuerdo. Amigo mío, tal vez hasta sea más vieja que tú, pero tenemos hijos en edades similares, el futuro ya es una interrogante por si mismo, como padres uno debe dar las mayores opciones, conversarlas, pero al fin son ellos quienes deciden, sólo hay que ser positivos y esperar que opten por lo mejor. Ya quiero ver esas fotos, besitos paty
Para ser todo lo felices que se puede ser solo hay que tener lo que realmente necesitemos cada uno y no lo que, por muchas razones ajenas, creamos que necesitamos. De la misma manera, creo, pasa con lo que queremos ser.
Un abrazo.
John W.
Ufff...cuantas más necesidades tenemos, más infelices somos! Ellos tienen una necesidad, la totora. Si la tienen, son felices.
Nosotros necesitamos una casa, un coche, un salario, un televisor, un microondas, un canario en una jaula....etc etc...y si lo tenemos todo, nos creamos nuevas necesidades!!! Así se puede alcanzar la felicidad?
En cuanto a lo de tu hijo...Qué te voy a decir yo! Creo que por encima de todo, uno debe elegir aquello que le agrada, porque es mejor trabajar en lo que a uno le gusta aunque gane menos dinero, que trabajar en algo que no te llena más que los bolsillos. Ten en cuenta que uno tiene que trabajar casi toda su vida!
:D
Mis padres siempre me han apoyado al respecto.
Un besito
Lala
Siempre que viajo, mi pareja se enfada porque soy de preguntar muchas cosas a los que viven en los lugares a los que voy. Supongo que no logro permanecer callada mucho rato y que me interesa saber más cosas de las que puedo plasmar en las fotos. Una vez, mientras estábamos en un pueblo de mi país, me acerqué a una mujer que cocinaba empanadas y le pregunté: ¿Tú no te cansas de hacer empanadas todo el día, toda la semana y todo el año? y ella me miró con esos ojos maravillosos que tiene la gente mulata y me contestó: "No, porque cuando la gente se la come, pone la misma cara de felicidad que tienes tú... y si puedo hacer feliz a la gente, yo también lo soy"...creo que la enseñanza más grande que podemos recibir de alguien es, la sapiencia de los humildes.
Me alegro que hayas compartido con tu hijo y no le hagas caso a lo que estudie, a mi me dejaron de hablar cuando dije que quería estudiar letras ( que por cierto no lo terminé) pero fue la época más hermosa de mi vida...la que recuerdo con más amor.
Un beso.
Me alegro que hayas vuelto, aunque si es por trabajar, no!
Besicos
Que bueno que estés de regreso y que bueno que lo hayas pasado tan bien con tu hijo.
Cuando uno tiene un hijo ya nada vuelve a ser como era, él será nuestra preocupación hasta el último minuto ... segundo.. de nuestra vida, por ende es lógico que te preocupes por su futuro, pero no debemos olvidar que su vida le pertenece y sólo el es quién debe decidir sobre ella.
Difícil no? Pero no queda otra que aceptarlo si queremos que se desarrolle plenamente y en felicidad.
Después de todo depende de uno que la vida no sea tan dramática. El pueblo Uro es un buen ejemplo de ello, sólo con lo necesario (la totora) tbn se puede ser felíz.
Besos y que sigas muy bien.
REM
Pues creo, amigo mío, que vas a tener que tragarte tus miedos de padre y dejarle volar. Es ley de vida.
Por un camino a la inversa me paso algo parecido, estudie una carrera de ingeniería cuando a las mujeres ingenieras no se las contrataba nunca. Sabía eso pero tomé la decisión de estudiar lo que me gustaba, tiempo habría (y de hecho lo ha habido) de realizar otros trabajos, pero no me quede con el sueño incumplido y siempre estaré contenta por ello.
Un abrazo, feliz retorno
Luís...
hoy paso a dejarte mi cariño y mis deseos que estés bien... me enteré del sismo que castigó partes de Chile en la pasada madrugada y por supuesto te envío mis mejores deseos para vos y tu familia y mis condolencias para los hermanos que están sufriendo esas horribles consecuencias!!!
un gran abrazo amigo querido!!!
Gracias por el detalle Ursula. El terremoto fue bastante fuerte pero principalmente en el centro sur, en cuanto a mi, mi familia, amigos y seres queridos, estamos todos bien.
Amigo mío,
al igual que Ursula paso a dejar toda mi solidaridad para Chile en estos momentos tan difíciles y me alegra mucho saber que tanto tú como tus seres queridos se encuentran bien.
Besos y lo mejor como siempre.
¿Como te fue con el temblor amigo? Un abrazo y mucha fuerza.
Luis me alegra saber que estás bien, te dejo un abrazo grande . paty
feliz regreso, Luis
es interesante tu blog y las historias que cuentas,
muy visuales, describiendo texturas de los paisajes...
Gracias por tu mensajito
aunque a decir verdad, no entendí bien qué me decías ?¿?¿? :)
abrazo
Balon Belén
Los sueños nos llevan adelante. No sé si cumplirlos como tales pero los que nos moviliza, alienta, anima es la simple idea de poder construirlos una y otra vez por el goce supremo de rozarlos con las punta de los dedos.
Publicar un comentario