Quien no ha escuchado el Ave María de Franz Schubert, omnipresente en bautizos, matrimonios, funerales y ceremonias varias. Bien interpretado resulta por decir lo menos emocionante incluso para un no creyente como yo.
Haciendo memoria y como no soy mucho de ir a ceremonias eclesiásticas creo que lo he escuchado en vivo y en directo sólo en dos ocasiones. La primera fue hace bastantes años atrás en un estación del tren subterráneo de Santiago, allí se encontraba una improvisada orquesta de cámara con violín, violoncelo, flauta traversa y guitarra acústica acompañando a una delicada chica de no más de veinte años dotada de una voz espectacular, imagino que eran estudiantes de alguna academia de música y que presentándose en dicha estación buscaban ganar algún dinero para sus estudios. La segunda vez fue hace muy poco durante un picnic familiar en el Jardín Botánico de Viña del mar, una especie de pequeño Central Park con jardines, lugares de juego, una laguna y muchas actividades al aire libre. Mientras estábamos sentados en el pasto notamos que en una tarima a pocos metros de nosotros un ensemble compuesto por violín, celo y flauta traversa comenzaban a entonar el referido tema seguido de un amplio repertorio de lo mejor de la música selecta.
Estaciones del metro y parques públicos, esos son los lugares donde el arte debe estar presente y no exclusivamente recluido en museos, bibliotecas y ostentosos teatros. Nunca he entendido esa actitud de los supuestos defensores de la cultura que parecieran hacer todo lo posible para que las manifestaciones artísticas sean elitistas, excluyentes, reservadas a unos pocos y critican todo aquello que sea público o masivo tratándolo de vulgar y chabacano. Quizás supongo está sea la única forma de sentirse culturalmente superiores y mirar por sobre el hombro al obrero y a la dueña de casa, pero estos últimos son tal vez los que más aprecian y más se emocionan cuando el arte está a su alcance.
Haciendo memoria y como no soy mucho de ir a ceremonias eclesiásticas creo que lo he escuchado en vivo y en directo sólo en dos ocasiones. La primera fue hace bastantes años atrás en un estación del tren subterráneo de Santiago, allí se encontraba una improvisada orquesta de cámara con violín, violoncelo, flauta traversa y guitarra acústica acompañando a una delicada chica de no más de veinte años dotada de una voz espectacular, imagino que eran estudiantes de alguna academia de música y que presentándose en dicha estación buscaban ganar algún dinero para sus estudios. La segunda vez fue hace muy poco durante un picnic familiar en el Jardín Botánico de Viña del mar, una especie de pequeño Central Park con jardines, lugares de juego, una laguna y muchas actividades al aire libre. Mientras estábamos sentados en el pasto notamos que en una tarima a pocos metros de nosotros un ensemble compuesto por violín, celo y flauta traversa comenzaban a entonar el referido tema seguido de un amplio repertorio de lo mejor de la música selecta.
Estaciones del metro y parques públicos, esos son los lugares donde el arte debe estar presente y no exclusivamente recluido en museos, bibliotecas y ostentosos teatros. Nunca he entendido esa actitud de los supuestos defensores de la cultura que parecieran hacer todo lo posible para que las manifestaciones artísticas sean elitistas, excluyentes, reservadas a unos pocos y critican todo aquello que sea público o masivo tratándolo de vulgar y chabacano. Quizás supongo está sea la única forma de sentirse culturalmente superiores y mirar por sobre el hombro al obrero y a la dueña de casa, pero estos últimos son tal vez los que más aprecian y más se emocionan cuando el arte está a su alcance.
10 comentarios:
No entiendo mucho de de arte, pero se lo que me gusta y lo que no y el Ave María de Schubert es extraordinario, una de esas cosas que solo se producen muy de tarde en tarde.
Otra de esas piezas que se producen tan de tarde en tarde y que es mi favorita es el Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo tocado por Narciso Yepes, (está en Youtube, lo recomiendo)
En cuanto al arte elitista... Solo puedo decir lo que he dicho antes, no entiendo mucho, pero si se lo que me gusta y generalmente ni me gusta ni lo entiendo.
John W.
Muy de acuerdo, la gente común y corriente a veces sin entender demasiado aún manifiesta esa capacidad de asombro que se pierde día a día y que otros sólo la actúan, un besito paty
No puedo estar más de acuerdo contigo querido amigo Luis. Qué suerte has tenido de escuchar el Ave María en lugares tan especiales y poco santos. Un privilegio.
Hace 20.000 años entré a una iglesia y una mujer tocaba el Ave Maria en un òrgano ubicado a un costado del altar. No pude disfrutar demasiado porque los ruleros en la cabeza de la mujer, mayor, con anteojos, me tentaron mal. Y yo avanzaba mirándola mientras en el altar, alguien de pie me esperaba. Posiblemente ella, luego, tenía un evento mucho más significativo que el mio y quería estar hermosa. Más de uno debe haber pensado que reía de pura felicidad. Y yo sólo quería estar en ese momento lejos de ahi.Y no por la mujer con los tubos en la cabeza sino por una farsa que aún hoy no entiendo.
El arte seguirá manifestándose, Luis. En subtes, cuevas, barrios, en el medio de las selvas. En todo lugar donde haya alguien que tenga algo para decir, aunque otros lo callen.
Desde luego, parece que los que deben, se guardan la cultura entre algodones cuando debe ser para todos.
Es cierto que la música clásica no forma parte de todos porque la recluyen en lugares a los que no todos pueden acceder.
A mi me encanta la música en la calle, como cualquier tipo de arte.
El arte debe formar parte de todos, ser patrimonio de la humanidad!
Si queremos que los pueblos sean cultos, demos cultura gratuita y fácil!
Totalmente de acuerdo contigo.
Un beso
Lala
Dos veces en toda mi vida, he escuchado el Ave Maria de Schubert.
Admito que ni me acordaba.
Saludos Luis,
Son esos presuntamente defensores de la cultura los que han hecho que la mayoría de la gente no conozca no ya el Ave María más reconocible, pero si otras manifestaciones artísticas de calidad.
Un abrazo
Ahora atea como la que más, pero en su día, de niña, bien que disfrutaba yo cantando a voz de pecho las canciones de misa.
Es por eso. Aciertas en la reflexión que haces. Sólo encerrano la cultura y colocándola sólo al alcance de ciertas élites, éstas pueden justificar su supuesta superior moral.
Error.
Luís...
el arte no puede encadenarse... ni tampoco pertenecer a nadie... aunque como dices... algunos crean que les pertenecen...
cuando escuchamos esa maravilla... el alma se conmueve...
te saludo con cariño amigo querido!!
hermosos días!!
beso!!
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